Los pensamientos de Wanda fueron interrumpidos por la pelirroja, que estaba apoyada en el marco de la puerta, sonriéndole a la castaña que todavía se encontraba en la misma posición en que la había dejado.

— La cama se ve mucho mejor contigo en ella. — dijo con una sutil sonrisa e su rostro, mirando a Wanda a través de sus anteojos.

— Se vería aún mejor si te unieras a mí. — Wanda respondió rápidamente — Ah... y déjate las gafas puestas, por favor.

Natasha estaba muy tentada de meterse en la cama junto a Wanda.

Junto a ella, encima de ella, debajo de ella...

Una y otra vez.

Todo el día; toda la noche y ella todavía no habría tenido suficiente.

— En realidad... — dijo y se mordió el labio inferior. — Te iba a preguntar si te gustaría acompañarme a la ducha.

— El día que diga que no a eso, llévame a un hospital para que me revisen por un ictus o un tumor cerebral. — Wanda salió de la cama y caminó hacia Natasha, cuyos ojos estaban enfocados en los senos de la castaña.

Una vez que Wanda estuvo frente a ella, Natasha la agarró por la cintura y la besó en el cuello, acercándola.

— Mhm... Tu piel es tan suave. — dijo en voz baja mientras continuaba besando su cuello, luego la clavícula, la parte superior de su seno, deteniéndose justo antes de llegar al pezón. — Parece que alguien está feliz de verme — Natasha sonrió y luego atrapó el pezón erecto de Wanda en la boca.

— Oh... sí, definitivamente. — la rubia suspiró al sentir la cálida lengua de Natasha en su piel. — Y te dejaré jugar un poco más... Mhm...

— Mhm... ¿Sí? — Natasha le dio un mordisco suave.

— Ajam, pero, primero necesito usar el baño... — Wanda logró decir a pesar de la excitación que comenzaba a acumularse en su abdomen inferior.

Natasha se apartó de mala gana del pecho de Wanda y la miró a los ojos.

— Claro. — le sonrió — Está por allá, a través de la antesala. — mostró en dirección al baño.

— Gracias. — Wanda le devolvió la sonrisa y comenzó a acercarse al baño.

Mientras se alejaba, los ojos de Natasha exploraron todo el cuerpo de Wanda, recordándole una vez más cuánto se sentía atraída por esta mujer.

Todo lo que quería hacer era sentir cada curva de cuerpo con la lengua y descubrir cada zona erógena que la hiciera temblar, incluso los puntos que le hicieran cosquillas. Se sentía completamente consumida por ella e intentaba activamente no pensar qué iba a pasar una vez que salieran de la habitación de hotel, porque no estaba segura de estar preparada para la respuesta.

Estaba a punto de llamar a la recepción y pedir servicio a la habitación cuando escuchó la puerta del baño y luego también la voz de Wanda.

— Nat, ¿puedo usar tu enjuague bucal? ¿O si tienes un cepillo de dientes extra? — gritó, asomando por la puerta del baño ligeramente abierta.

— Por supuesto que sí... Eh... no, no tengo extra, lo siento.

— ¡Gracias! — Wanda gritó y alegremente cerró la puerta.

Luego, Natasha procedió a llamar a la recepción y pidió todo el menú de desayuno vegano, debido a la aversión que le tenía a la toma de decisiones, especialmente a primera hora de la mañana.

— Sí, ¿podrían entrar, por favor, y dejarlo en el balcón? Gracias. — terminó la conversación y colgó el teléfono.

La puerta del baño se abrió nuevamente y poco después escuchó el sonido del agua corriendo por la ducha. Natasha entró en el baño y vio a Wanda a través de la puerta de cristal de la ducha aplicando un poco de gel de ducha en la piel de su cuello y tan pronto como sintió los ojos de Natasha sobre ella, movió sus manos hacia sus pechos y comenzó a masajearlos.

Siempre nos quedará París; Wandanat.Where stories live. Discover now