El planeta del tesoro

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CAPITULO TRES

Kara Zor-El solo se dio cuenta del plan de sus padres una vez que cerraron la nave espacial, la cerradura hizo un ruido espeluznante. Fue tenebroso.

Ella sabía que se le uniría a su primo bebé en un planeta llamado tierra, pero no sabía lo qué implicaba. Todo lo que cambiaría, al menos no todavía.

No supo que su barco había cambiado de rumbo hacia la zona fantasma hasta que estaba fuera de ella. Tenía trece años cuando finalmente despertó en la tierra.

Primero conoció a su primo Kal, pero ya no era el niño que conocía. Él era mayor, mayor que ella, lo cual era imposible, ya que ella tenía trece años cuando dejó Krypton, y él era solo un bebé.

Ahora tenía dieciocho años y era mucho más alto que ella. Era extraño de ver, y Kara descubrió que tenía muchas cosas a las que acostumbrarse en este nuevo planeta.

Para empezar, aprendió que los humanos eran mucho más débiles que los kryptonianos. Tenían disminuida la fuerza, la audición, el hambre, etc. Eran extraños. Al menos para ella, pero el problema era que en realidad no eran extraños en lo absoluto, eran normales. Ella era la extraña.

Kal, o ahora ridículamente rebautizado como Clark, quería que Kara tuviera una infancia normal como la suya, con unos padres normales, una cerca blanca, césped verde, todo eso... cosas suburbanas.

Luchó con la idea al principio, después de todo, nadie podía tomar el lugar de sus padres en su corazón, pero rápidamente se hizo evidente que no era su decisión.

Entonces, se convirtió en una Danvers, insistiendo en mantener intacto su nombre de nacimiento, y no fue tan malo como pensó que sería. Jeremiah y Eliza fueron muy amables y comprensivos con ella, incluso cuando creyó que no lo merecía.

Kara tenía un problema con... berrinches, impulsividad, problemas de ira. Todas las cosas que habrían estado bien para una chica kryptoniana, pero no para una chica humana.

Ella recordaba muy vívidamente su primer día en la escuela pública. Tenía catorce años y ya habia tenido un año entero para acostumbrarse a la tierra para entonces. Había pensado que los escritorios eran demasiado pequeños y que sus compañeros de clase eran demasiado ruidosos, pero no había sido terrible.

No le gustaba estudiar, no era buena para concentrarse en algo que consideraba aburrido por mucho tiempo.

Lo que sí le gustaba era la música, no había música en Krypton, no como la que hay en la tierra. Le gustaba especialmente el rock y el metal, algo que podías gritar a todo pulmón sin ser juzgada. Los conciertos eran sus favoritos.

No le importara lo que los demás opinaran de ella, especialmente las chicas de su escuela.

Ella no tenía nada en contra de ellas, ellas eran las que tenían un problema. A los chicos tampoco les caía bien, pero la dejaban en paz, que era lo que ella quería.

Pero las chicas dejaron ridículamente claro que pensaban que ella era extraña y no bienvenida.

Lo que sea, ella no los necesitaba. Ella no necesitaba a nadie.

~~

Kara Danvers, de quince años, se sentaba en su cama en medio de la noche. Era un miércoles o tal vez un jueves, realmente no importaba.

Super hero girls: La caída de ThemysciraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora