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Me despierto por el llanto de Giulia, abro los ojos y me fijo en que ya es de día. Suspiro, me restriego los ojos con mis manos y me siento sobre la cama. Me quedo por unos segundos mirando al infinito y me pongo de pie, voy hasta la cuna. Cojo a mi hija en brazos, me bajo la camiseta junto al sujetador y la coloco bien, comienza a tomar mientras me pone su manita sobre mi pecho.

Estoy muy cansada, anoche no paré de tener una pesadilla tras otra. No las recuerdo muy bien pero si el que todas tenían en común que me separaban de Reb y de Giulia. No sé por qué habré soñado con estas cosas porque no puedo estar más bien y tranquila que aquí en Andorra. Es mejor no darle importancia por mí bien.

Termina de tomar al rato, así que me vuelvo a subir todo y la pongo para que eche los gases, que no tardan en salir. Me pongo de pie, cuando noto que alguien tira de mi camiseta por detrás. Giro la cabeza y veo a Matteo boca abajo, bueno más bien su melena alborotada, con su brazo estirado sujetando mi camiseta del pijama y la manta tapando su zona baja.

—Buenos días pelito de Matteo —río por lo bajo.
—Hmmm —lo oigo murmurar y levanta la cabeza, todos los pelos en la cara— buenos días amor. Vuelve a la cama, anda.
—Por mí me echaría, pero tengo que cambiar el pañal de alguien y preparar el desayuno. No sé si recuerdas que has quedado con los chicos.
—Mierda, es verdad —vuelve a hundir la cara en la almohada y suspira fuertemente.
—Venga anda, levántate que se te hace tarde.
—Voooyyy —logro escuchar.

Río, me acerco a él y le dejo un beso en la cabeza. Salgo de nuestro cuarto y voy al de la niña, dónde le cambio el pañal y le pongo ropa de calle. Está muy mona. Le he puesto una camiseta rosa clarito junto a unos leotardos algo más oscuros. Encima un vestido corto vaquero, con un mini lazito a un lateral. La peino un poquito, ya que tiene bastante pelo y le pongo un poco de colonia de bebé por la ropita. Por último, unos zapatitos negros que fueron míos.

—Pero que guapa mi princesa —le digo con ilusión.
—Ababababa.

La lleno de besos y escucho a Reborn quejarse en el baño. Niego y camino hasta nuestro cuarto, dejo a Giulia en su cuna y voy hasta el baño.

—¿Qué te pasa, hijo?
—Mi pelo, mira esto —me mira y coloca las manos por encima de su cabello— ¡es impeinable!
—A ver, no me seas dramático Matteo Simone no me seas dramático. Claro que se puede peinar, utiliza mi cepillo no me molesta.
—Te lo digo enserio, es impeinable. Me lo tengo que cortar sí o sí.
—Keanu Reeves no está nada de acuerdo con tu comentario —me mira achinando los ojos— mira, es muy fácil créeme.

Cojo mi cepillo del pelo, me pongo frente a él y comienzo a peinarlo. Es cierto que tiene mucha cantidad, pero no a niveles que imposibilite peinarlo y arreglarlo bien. Él me observa todo el rato, aunque luego desvía la mirada al espejo. Me retiro y lo miro, asiento.

—Ala, ahí tienes el peinado, ¿te gusta?
—Pues —se mira al espejo bien— está bastante bien, no se me ve tan desordenado.
—Entonces ya está, no seas tan dramas. Estando yo aquí, no va a haber problema con el pelo. Ah —le doy dos golpecitos con la palma en el pecho— vístete que no puedes ir al fresco por la vida, guapo —salgo del baño.
—Perdona pero este cuerpo creado por los dioses griegos hay que lucirlo.
—En la calle no, además te vas a resfriar.

Cojo de nuevo a Giulia y bajamos al salón, para luego ir a la cocina. La dejo en su trona y comienzo a preparar el desayuno de ambos, que será leche con cacao más dos piezas de fruta.

***

—¿Ya lo tienes todo, ___?
—Sí —me giro para mirarlo— tengo la bolsa y el carrito está en el coche.
—Perfecto entonces, ve llendo a la puerta que saco el coche del garaje.

Destiny 2 Where stories live. Discover now