17. El Cazador

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AÑOS ATRÁS

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AÑOS ATRÁS.

El tema con las grandes ciudades, era que te olvidaban rápidamente, y cuando vivías en la parte este del distrito, tu nombre pasaba a ser un número, otro fantasma escondido en un porcentaje.

El 71% que no tenía acceso a una vivienda propia, el 53% que dejaba la escuela antes de alcanzar el cuarto año, el 15% que caía en rehabilitación antes de los quince años.

El punto era que cuando la gente dejaba de intentarlo contigo, te dabas cuenta que no tenía mucho sentido haber empezado en primer lugar.

Subí mi capucha, como si eso pudiera hacer algo para detener el frío, agujas heladas cortando mi rostro, en el bolsillo de la campera de corderoy tenía apenas veinte billetes, cerré mis puños alrededor de mi última ganancia.

Papá había cobrado mil por un trabajo de tres días, y en ese momento debían estarse esfumando en algún bar escondido.

La noche caía en la oscuridad de la plaza, y los faros comenzaban a iluminarse en tonos cobre, el calor encendiendose en los hogares de pintura destartalada y rejas en cada ventana.

Volví a presionar el dinero entre mis dedos.

Sabía que podía ir por Santo, solo lo suficiente para convertir esos veinte en trescientos, y luego, volvería a deslizarme en el dulce entumecimiento.

Podía pasar uno o días, sin estar consciente de la mierda, y luego volvería otra vez.

Bajé mis pies del banco de la plaza, estirando mis piernas mientras el viento rugía entre mis ropas, tironeando como una manada de lobos.

Necesitaba un baño, y comida que no estuviera empaquetada.

La consejera de la escuela me había recomendado apegarme a una rutina, buscar algún deporte que me ayudara a “despertar mi entusiasmo” y “enfocar mi atención en cosas positivas”.

Eso había sido una semana antes, cuando retomé la escuela, y al volver de clases papá estaba ebrio, pero estaba en casa.

Me había analizado con una sonrisa vaga al verme, enarcando una ceja con petulancia bobalicona.
Éramos iguales, el pelo de un trigo blanquecino, pero él tenía los ojos de un celeste que siempre delataba la inyección de sangre en ellos.

Revival +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora