Capítulo 12: A-Niang

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Wen Ruohan luego de realizar su cometido de molestar a su gruñón cuñado, se alejó alegremente, para ir a encontrarse con sus hijos, y llevarse a A-Ying a dormir. Pero fue un ligero cambio de planes cuando vio al pequeño A-Ying dormido dulcemente en brazos de A-Chao.

—A-Chao, A-Xu, acompáñenme— dijo el Líder, dirigiéndose a sus aposentos. Wen Ruohan les pidió que se quedaran esa noche con él. Wen Chao, avergonzado, protestó diciendo que ya eran mayores para eso.

—¿Pero qué dices? Si cuando eras pequeño peleabas por dormir conmigo, discutías con A-Xu todo el tiempo por eso, eras un niño muy celoso— dijo Wen Ruohan a Wen Chao, cuyo rostro enrojeció más —A-Ying no estará tanto tiempo en ese estado.

—¿Qué dice padre? ¿Encontró cómo revertirlo?— preguntó sorprendido Wen Xu.

Ahora ambos soles entendían el actuar de su padre. Él quería que convivieran más con el pequeño A-Ying, ya que pronto no tendrían a ese pequeño corriendo de un lado a otro ni a quien apretarle las mejillas. Pero en parte, para ambos jóvenes maestros era un alivio. Extrañaban a A-Niang, quien los había consentido mucho, y extrañaban cuando este se ponía cariñoso con ellos.

—Lo encontré. ¿Es que acaso no confían en su padre? Aprendí mucho de A-Ying. Me costó un poco, pero encontré la manera de revertirlo.

—¿Extrañas mucho a A-Niang?— Preguntó curioso A-Chao.

—Mucho— Confesó el Líder Wen.

—También lo extrañamos .

—Ustedes extrañan ser mimados— dijo el Líder —A-Chao, puedes acostar a A-Ying en la cama, pueden dormir ya si desean.

Con ello, Wen Ruohan besó las sienes de ambos hijos y del dormido A-Ying. Luego se dirigió al otro lado de sus aposentos, asegurándose de que su talismán fuera un éxito para regresar a su esposa a la normalidad una vez que Jiang Wanyin se fuera de su secta.

Wen Ruohan no durmió esa noche. No se dio cuenta cuando el sol estaba saliendo. La luz de los primeros rayos del sol estaba apareciendo. Se levantó y, con pasos silenciosos, fue hasta donde estaba la espaciosa cama. Se enterneció con una hermosa vista: A-Ying estaba plácidamente dormido en medio de sus hijos, arropado con la suave manta que le habían regalado. Con una de sus manos tenía agarrado un mechón de cabello de A-Chao y con su otra mano tenía sujetadas las túnicas de A-Xu. Wen Ruohan sonreía mientras recordaba cuando A-Ying le había confesado que cuando dormía solía sujetarse de algo inconscientemente.

El Líder Wen salió de sus aposentos, no sin antes soltar las cortinas de los doseles de la cama, para que cuando el sol saliera por completo, la luz no los despertara. A lo lejos, en los pasillos Wen Ruohan vio un sujeto de túnicas moradas.

—No tienes por qué irte tan temprano, Jiang Wanyin.

—Pensé en lo que has dicho, y tienes razón. Ya es momento que regrese a mi secta, pero antes...

—Jiang Wanyin, Wei Ying irá él mismo a tu secta cuando se recupere y te dirá lo que ha pasado. Hasta el momento, es mejor que no digas que estuviste aquí.

—¿Y qué debo decir entonces?— preguntó Jiang Cheng, intentando disimular su frustración.

—Simplemente di que estuviste en una misión importante y confidencial. Nadie cuestionará tus palabras si muestras determinación— respondió Wen Ruohan con una leve sonrisa.

Jiang Cheng asintió, aún sintiendo la incomodidad de la situación. Sabía que lo mejor era regresar, pero la preocupación por Wei Wuxian seguía latente.

—Cuida de él— dijo Jiang Cheng finalmente, con una voz que denotaba una mezcla de preocupación y resignación.

Jiang Cheng se había marchado, Wen Ruohan se dirigió nuevamente a sus aposentos. Tomó con cuidado al pequeño A-Ying dormido y lo cubrió con la suave manta.

El sol de QishanWen☀️Where stories live. Discover now