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—Escuchen, no me queda mucho tiempo. —advirtió el demonio —Si no quieren morir ya rindansen. —pidió mirandolos seriamente.

—¿Qué haras con Zenitsu? —interrogó el burdeo sin dar su brazo a torcer, no permitiria que se llevaran a su amigo.

—Tú no lo entiendes. —dijo el mayor contemplando al más pequeño con enojo —Tú no entiendes nada. —negó para si mismo —Tu olfato es muy bueno y aún con un sentido extra desartollado sigues siendo tan siego que no logras persivir lo obvio.

Nadie entendia, nadie comprendia la situación, su situación.

—Solo demen a Zenitsu, es lo unico que necesito. —pidió, aunque reconocia que también le gustaria llevarse consigo a Nezuko, pero sabia que le estaria quitando demasiado al Tanjirō de este universo —Y a cambio les revelare un secreto.

—¿Un secreto? —preguntó el azabache con curiosidad mientras precionaba con fuerza su herida para evitar desangrarse aún más.

—Es algo que les puede ser de mucha utilidad en un futuro. —aseguró —Esto evitara que cometan un grave error y pierdan a las personas que más quieren, seran capaces de vivir felices y en paz, solo ustedes tres. —dijo mirando al Kamado menor —Entonces, ¿qué me dicen? Es un trato justo, Zenitsu a cambio de sus vidas e información para la ultima batalla que les asegurara la victoria y un buen futuro.



El rubio caminaba a la par del burdeo mayor adentrandose más y más en el oscuro bosque, la oscuridad se iba intesificando con cada paso y eso lo aterraba, tenia miedo pero una mano fría tomo la suya guiandolo entre las tinieblas. Queria hacer muchas preguntas en ese momento, sin embargo un sonido extraño llamo la atención del rubio, era un sonido arritmico pero que de alguna forma se escuchaba feliz, quizás hasta aliviado.

Poco a poco la oscuridad fue disminuyendo y lograron salir del espeso bosque, la luna resplandecia hermosa en el cielo salpicado de estrellas, ellas le daban la bienvenida al que de ahora en adelante seria su nuevo hogar.

—Lo siento... —escuchó susurrar al mayor con un tono tranquilo.

Zenitsu no sabia que responder o si era buena idea el hacerlo, ¿por qué se estaba disculpando? Ah si, cierto, lo habia traido a base de amenasas a un mundo que no era el suyo.

—Sigamos. —dijo el burdeo jalando suavemente de su mano y guiandolo hasta un lujoso auto aparcado a la orilla de un camino afaltado —Entra. —ordenó mientras abria la puerta del vehículo del lado del copiloto, el rubio no dijo nada y simplemente hizo lo que se le pidio.

Tanjirō cerró la puerta y dio la vuelta para subirse del lado del piloto, una vez los dos dentro del coche lo encendió y emprendió marcha.



Ya llevaban un buen tiempo de viaje y en todo el trayecto ninguno de los dos dijo ninguna palabra, la incomodidad invadia el pequeño ambiente y el rubio comenzaba a considerar el largarse por la ventanilla y correr muy lejos del alcance del ojirubi.

El sonido que producia Tanjirō era en verdad preocupante, pasaba de un estado a otro, de la calma a al caos, una y otra vez y eso le hacia pensar que era un ser muy inestable. Tenia que tener cuidado y medir cada una de sus palabras y acciones para lograr salir vivo de esa situación.

Unas luces a la lejanía captaron la atención del ojimiel y este rapidamente se arrimo más a la ventanilla de auto para observar con curiosidad y asombro aquellas luces similares a las de una ciudad, una gran ciudad.

—Ya falta poco para llegar. —la voz del mayor le hizo soltar un chillido, estaba tan distraido contemplando el horizonte que se habia olvidado de quien tenia al lado.

One-shot's. 2 [TanZen] Where stories live. Discover now