Capitulo 30: el chocolate no va en el cuello.

22.3K 1K 615
                                    

HANNA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


HANNA.

—Se que tal vez esto no es algo que quieras escuchar o hayas intentado evitarlo, pero había prometido no volverte a mentir.—se sentó en la cama para mirarme mejor.

—Dime que tiene que ver mi padre con todo esto?.

Ciara bajo la mirada por unos momentos. Sentía la presión de querer decírmelo pero a la vez lo quería ocultar.

—Mi padre estuvo investigando a tu padre por un largo tiempo y descubrió que está trabajando con otro tipo de personas .—asentí para que continuara.—tu padre quiere vengarse del mío pero ahora michael está involucrado con el narcotráfico.

Abrí mis ojos sorprendida. No me esperaba que mi padre se metería en eso y mucho menos por venganza, ahora no solo yo podía correr peligro si no también la familia de Ciara.

—Eso te pone en peligro a ti también.—asintió.—Ciara que haremos yo no quiero que te pase nada me da miedo la idea de que te pase algo.—sentí mi cuerpo entrar en pánico.—que tal si alguien te hace algo o intenta lastimarte.

—Nadie me hará daño.—sus manos viajaron hacia mis mejillas.—estaremos bien Hanna, todo estará bien.

La abracé con fuerza como si mi vida dependiera de sus brazos, el aroma del perfume caro que usaba embriago mis fosas nasales nunca había sentido el aroma a cereza en ella pero su cabello también olía a eso y me gustaba, ya no era el típico aroma a cigarrillo ahora era mejor.

Lo único que me importaba era ella.


La tarde se pasó en charlas a profundidad con Ciara, ambas nos conocimos más a fondo de nuestros nuevos gustos y cosas por el estilo. Recordamos momentos en los cuales éramos tan solo unas niñas, llamamos a los chicos para decirles cómo estábamos hasta les mandamos fotos del lugar donde nos quedaríamos por dos días. James y Lea se encargarían de Nico ya que Dylan intento llevarlo a su departamento pero Nico le ladró y Dylan se asustó que casi llora en los brazos de Dakota.

Ciara estaba a mi lado intentando luchar con un malvavisco y una galleta. Eso me causaba risa ya que no sabía cómo hacer que el malvavisco quede pegajoso.

—te digo un secreto.—me miro.—primero tienes que pasarlo por el fuego hasta que se derrita un poco.

Ciara me miro con una cara de pocos amigos y yo solté una risotada.

—Llevo luchando con este estupido malvavisco por unos minutos y hasta ahora se te ocurre decirme que tengo que pasarlo por el fuego?.—asenti y volteo sus ojos en broma.—te detesto por eso.

—Me quieres admítelo.—la empuje por el hombro.

—lo admito.

Ambas empezamos a reír. Ayude a Ciara a colocar el malvavisco en un pequeño palo de madera que había por ahí y pusimos el dulce en el fuego por unos momentos.

Anillos y mentiras © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora