*Historia 100% ficticia, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia*
*los personajes tienen personalidades, edades e incluso nacionalidades diferentes a las reales*
* Se usará lenguaje "vulgar" y grosero.*
*Normalmente casi no utilizo e...
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Jimin agradecía que Namjoon le permitiera llevar a JonHyin a ayudarle con las entregas del día.
Así podía solo ir, entregar el pedido, recibir el pago e irse con la excusa de que el niño estaba cansado.
No era que le molestara quedarse más tiempo con cada cliente, si no que específicamente el día de hoy no quería perder mas de su valioso tiempo.
Tenía un asunto pendiente que arreglar por la noche.
Ya lo había hecho antes, cuando estuvo a punto de perder por primera vez la florería.
Él estaba devastado, no sabía que hacer. Hasta que esa pesadilla apareció, ofreciéndole el dinero a cambio de un favor.
Jimin sin opciones tuvo que hacerlo, y tuvo cargar con ese pecado durante mucho tiempo, esta vez tampoco tenía opciones y aunque estaba asustado porque la cantidad de dinero está vez era mas a comparación, sabía que esto podía hacer que el favor fuese más grande.
Y realmente le ponía los pelos de punta imaginarse lo que le pediría a cambio.
Al terminar las entregas fue a casa de Namjoon para dejar a JonHyin, se ofreció a hacerlo pues pasaba por ahí antes de ir a su "encuentro" con dicho favor.
Namjoon lo noto muy nervioso, y lo invitó a pasar para que se tomará un té de manzanilla para los nervios.
No sabía que sucedía con él, pero quería ayudarlo.
— ¿A dónde vas tan tarde, Minnie? — preguntó Namjoon tomando de su taza.
Jimin suspiro mientras repetía su acción.
—Necesito hacerlo.
—¿Ah? — arqueo una ceja confundido.
— Mi madre debe sentirse muy decepcionada de mi, Nam. — lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas.
— No Jimin, no digas eso...
— He hecho cosas horribles para sobrevivir, para mantener a flote la florería, pero cada vez me tengo que esforzar más y eso me desgasta mucho. No sé si deba seguir..
Jimin recordaba aquel día con suma claridad.
Lloraba mientras miraba la gran etiqueta de "clausurado" pegada en la puerta de la florería, su corazón estaba hecho pedazos, los sueños de su madre y los de él ahora se encontraban en el suelo.
Pidió ayuda a conocidos, e incluso algunos familiares que el pensaba podrían ayudarle, pero no fue así, todos le dieron la espalda.
Incluso llegó a hablar con su padre para saber si habría alguna manera de que lo ayudara, en ese entonces estaba recién "casado" con la ahora Sra. Jung, y digamos que hacía lo que ella quería, y apoyar a uno de sus "bastardos" no era una opcion.
