Capítulo 65 - Mi deseo

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¿Vas a contarme qué ha pasado? - Senjuro tragó saliva, se lo contaría sin más titubeos.
Doma y yo nos acostamos, yo se lo pedí - dijo alzando su mirada.
Honosho, no debes acercarte a él y menos así. Doma no tiene sentimientos hacia los demás, no le importa lo que tú sientas. Si esperás que tengáis una bonita historia de amor, vas a llevarte una gran decepción - le dijo serio Akaza. No eran lo mismo, Doma era un psicópata que hacia las cosas solo para divertirse para sí mismo, y Akaza no quería que una vez que se cansará de Senjuro lo dejase tirado.
Senjuro apretó los puños y le replicó - ¿y tú eres el más indicado para decir eso? tu novio es un humano. Doma y yo al menos sí somos demonios.
No me hables así, no tienes derecho a hacerlo. He hecho mucho por ti y por tu hermano como para que te estés quejando solo porque quieres tener una relación con un demonio psicópata, y al que por cierto tu hermano quiere matar - Senjuro se frustró al escuchar sus palabras, estaba siendo muy duro con él.
Que lo intente matar si quiere, si ni siquiera tú pudiste vencerlo, Kyojuro menos. Además todo lo que has hecho por nosotros ha sido solo por ti, porque querías follarte a mi hermano. Tú no eres distinto a Doma, cuando te canses de Kyojuro lo matarás, porque es lo único que te puede interesar de un humano - Akaza frunció el ceño al escuchar esas palabras, Doma hablaba demasiado con todo lo idiota que era.
¿Sabes qué? haz lo que quieras. No tienes razón, tu hermano sí me importa, pero tú no, tú no me importas una puta mierda. Debí haber dejado que murieras el día que me pediste ser un demonio, me habría ahorrado muchos problemas - Akaza no iba a ser menos duro con él, se estaba cansando de su estúpida actitud infantil.

Senjuro intentó darle un puñetazo pero Akaza le arrancó la muñeca de un golpe impidiéndolo, lo miraba realmente enfadado. Senjuro no sabía qué hacer.

Muérete - le dijo antes de ir al cuarto y encerrarse a llorar, no podía creer lo cruel que había sido Akaza. Quería que Kyojuro estuviese ahí para abrazarlo y que le consolase, quería ir a los brazos de Doma y estar con él, pero en su lugar la única persona que tenía cerca era Akaza.

Akaza se sintió apenado al escuchar los llantos de Senjuro pero no iba a pedirle perdón, él solo le había dicho la verdad sobre cómo era Doma. Akaza le conocía muy bien y él disfrutaba siendo un psicópata, se acostaba con niños adolescentes destrozando sus cuerpos para luego convertirlos en demonios y si no le gustaba el resultado los dejaba morir al sol, o en el mejor de los casos cuando se cansaba de ellos simplemente se lo decía. Doma era asqueroso y cuanto antes Senjuro se diese cuenta mejor, no podía sentir amor por nadie.

El día pasó y Senjuro estaba cansado de simplemente estar tumbado, se levantó y se puso a leer un rato distrayéndose a veces mirando el león de hielo de Doma, si estuviese allí le diría algo gracioso o le cabrearía para distraerlo. Cuando llego la noche salió por la ventana a sentarse en el jardín, que estaba lleno de hojas de varios colores por el cambio de estación.

Qué bonito - dijo agachado cogiendo varias y poniéndolas en una escala de colores para observarlas.
No tanto como tú - Senjuro se cayó al suelo al escuchar la voz de Doma, no se lo esperaba.
Me has asustado... ¿por qué siempre apareces sin avisar? - le dijo sentándose en el suelo.
Porque me gusta observarte, cariño - le tendió la mano para levantarlo - ¿quieres que vayamos a dar una vuelta?
Senjuro sonrió por la idea de conocer algo nuevo pero recordó que Akaza le dijo que no se acercase a él y miró hacia abajo apenado - no puedo.
¿Y eso? - le preguntó confudido, no esperaba que rechazase su oferta.
Akaza-sensei me dijo que no me acercase a ti - dijo apretando su mano.
¿Akaza-dono es tu padre acaso? solo será un ratito, luego te traeré y no tendrás que darle explicaciones. Lo pasaremos bien - le dijo acariciando su mejilla.
Bueno... vale - Doma le sonrió y lo cogió en brazos.
Agárrate bien - Doma dio un gran salto saliendo disparado muy lejos de allí.

Senjuro estaba impresionado con su velocidad, era increíble, ni siquiera Akaza podría ser así. Esta era la verdadera diferencia entre ser la Segunda Luna Superior y la Tercera. Al cabo de un rato llegaron a un barrio lleno de luces y a rebosar de gente. Senjuro miraba todo impresionado, él nunca había podido salir mucho de su casa y menos visitar otro barrio que no fuese el suyo. Doma aterrizó en un tejado y bajó a Senjuro.

Mira, tenemos mucha suerte. Hay un desfile de oiran hoy - le dijo señalando a una multitud de gente, en medio de ellos había un grupo de mujeres con una muy bella en el centro del grupo.
Qué guapa es... ¿dónde estamos? - le preguntó Senjuro con curiosidad.
En el Barrio Rojo, querido. Este es el lugar donde la gente viene a cumplir sus deseos - le respondió acariciando su mejilla.
¿A cumplir sus deseos? - le dijo extrañado.
Sí, por ejemplo, mi deseo era estar contigo y aquí estamos - Senjuro se sonrojó al escuchar sus palabras, nadie le había hecho sentir nunca tan importante aparte de su hermano.
Doma... - le dijo asombrado Senjuro.
Dime - Doma acarició su pelo y pasó sus uñas por detrás de su oreja haciendo que un cosquilleo recorriera a Senjuro.
Creo que te amo - le dijo sonrojándose aún más, Doma tenía demasiado poder sobre él y le encantaba ver lo rojo que se ponían sus mofletes sobre su cara blanca.
Doma se agachó para estar a su altura y acarició sus labios - yo creo que también te amo - le dijo antes de besarlo cerrando los ojos.

CUANDO EL SOL Y LA LUNA SE UNEN - Akaza × Rengoku +18Where stories live. Discover now