Capítulo 6: Anillos y Pan Tostado.

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Busco y rebusco en mi corazón, mientras me doy una ducha antes de la cena, y cuanto más profundo hurgo en él, más descubro que estoy loca por Peeta. Revivo en mi mente los momentos en que hemos hecho el amor y sé, que aunque Peeta es mi única experiencia amorosa y sexual, ningún otro hombre me amará así ni me dará tanta satisfacción. Intento, tan sólo por unos instantes, imaginarme a Gale haciéndome el amor y no puedo, simplemente no puedo imaginarme a Gale como novio o amante. Uuugghh, es como si lo hiciera con un hermano... o con un primo cercano, dado que mucha gente en el 12 cree que tenemos ese parentesco. Una vez que haya muerto en los Juegos, espero que Gale lo supere y se busque otra chica. Con lo atractivo y fuerte que es, no le faltarán voluntarias. Desde que estábamos en el colegio que las chicas babeaban por él y se morían de celos al vernos ir juntos al bosque. Hubo una chica de La Veta, que se acercó a mí un día para que le enseñara a disparar con el arco y quería unírsenos a la cacería. Dijo de forma muy convincente que quería alimentar a su familia tal como nosotros. Me engañó, en realidad sólo quería estar cerca de Gale y coquetearle; además, ver sangre le daba asco y se asustaba hasta de las ardillas. Espero que Gale consiga algo mejor que eso como esposa.

Es un gran alivio saber que ahora tengo mis sentimientos claros hacia Gale. Si antes sentía una gran confusión sobre a cuál de los dos amaba, pues ya se acabó. Peeta es mi hombre. Gale es mi amigo, mi mejor amigo y confidente, siempre lo será y espero que me perdone si le hice daño. 

Alrededor de las 09:00 p.m. nos reunimos para cenar. Cinna y Portia están presentes, así que le agradezco a mi estilista por la lencería. Seguimos sin luz, nuestro mentor acomoda un par de potentes linternas (con cuyo haz de luz nos despertó de la siesta en el sofá) en puntos estratégicos. Sin embargo, lo más impresionante es la cantidad de velas y candelabros que Effie ha hecho distribuir por toda la sala y comedor. Velas, velitas y velones; de todos los portes. "Espero que les guste el detalle romántico, ya que estamos sin electricidad, pensé que les gustaría una cena a la luz de las velas", nos dice con una comprensiva sonrisa mirándonos a Peeta y a mí. Por supuesto, yo me siento al lado de Peeta y cuando los criados depositan una gran sopera en la mesa, siento el delicioso aroma del estofado de cordero con ciruelas y se me hace agua la boca. Antes de empezar a comer, Effie Trinket toma la palabra y levanta su copa para hacer un brindis: por los trágicos amantes del distrito 12 y por nuestro amor, que triunfa pese a todos los obstáculos superados y otras cursilerías del estilo de Effie. Vaya, esto no tiene nada que ver con el sermón de la mañana, pero bueno, le agradecemos y brindamos con vino. Peeta y yo sólo nos tomamos la mitad de nuestras copas, luego Cinna pide a los avox que retiren el alcohol y lo curioso es que Haymitch parece de acuerdo, no se queja ni nada.


Es una cena amena y deliciosa. Todo lo contrario al almuerzo de hace unas horas; no sé cómo lo hizo Haymitch para convencer a Effie que dejara de regañarnos... o tal vez ella sola se dio cuenta que era un esfuerzo inútil. Al momento del postre, un delicioso mousse de chocolate que se funde en la boca, decorado con crema, salsa y cerezas al marraschino, me doy cuenta que todos parecen de acuerdo en hacernos sentir alegres, nadie menciona nada de la entrevista o el Vasallaje. Creo que se han dado cuenta que nos molesta tanta lástima por nosotros. También me percato que todos se han vestido elegantes o lo mejor posible para la ocasión. Haymitch luce un traje gris oscuro con camisa clara y corbata gris. Effie lleva su peluca dorada, vestido azul y dorado más tacones a juego. Cinna va casi todo de negro excepto por un pañuelo de seda blanco y un colgante dorado. Portia está vestida de turquesa y rosado. Al despertarnos Haymitch nos dijo que nos ducháramos y cambiáramos nuestras ropas por algo más formal para la cena, sin darnos detalles, lo mismo Effie, que andaba muy misteriosa. Así que me vestí con lo que Cinna me trajo de su taller: un sencillo vestido a la rodilla (de un estilo que, según dijo, se llama "griego" por una antigua civilización que los usaba), es color blanco crema con escote cuadrado amplio y plisados en todo el frente; de la cintura hasta la rodilla se ensancha un poco, creando más pliegues, mangas de vaporosa gasa transparente cayendo en punta desde el hombro hasta el codo y unos zapatos bajos del mismo color. Peeta se ha puesto un pantalón blanco formal y una camisa blanca sin corbata. Se ve tan guapo. Ambos nos vemos guapos y  elegantes sin exagerar. 

El Sinsajo Emprende el VueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora