Capítulo 11: Una jarra de vinagre ¿O dos?

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Al llegar a la secta y caminar por algunos pasillos, a Jiang Cheng no le quedó otra que ignorar las miradas que les daban los discípulos Wen. Finalmente, llegaron a la residencia principal de la secta Wen, donde los sirvientes ya habían preparado la cena. Jiang Cheng estaba tenso, sabía que había muchas miradas observando cada paso que daba.

Finalmente, llegaron a la residencia principal. El salón era amplio y decorado con buen gusto, predominando el color rojo en cada rincón, desde los tapices hasta las flores dispuestas en los jarrones. La luz natural inundaba el espacio, reflejándose en las superficies pulidas y creando una sensación de calidez. Sin embargo, para Jiang Cheng, la belleza del lugar no hacía más que aumentar la sensación de inquietud.

"Vaya... el líder Wen ama el color rojo," pensó Jiang Cheng, observando los detalles mientras trataba de calmarse.

—¿Dónde está mi hermano? Quiero verlo— dijo con insistencia Jiang Cheng.

Wen Chao y Wen Zhuliu intercambiaron una mirada, pero ninguno se molestó en responderle. Solo lo observaban en silencio, ignorando su insistencia. El silencio se volvió opresivo, y Jiang Cheng sentía que sus palabras caían en saco roto. La impotencia lo invadía. Justo cuando estaba a punto de repetir su demanda, una nueva presencia entró en el salón.

Wen Xu hizo su aparición, caminando con paso decidido. Sus ojos, siempre agudos, recorrieron la escena antes de detenerse en Jiang Cheng. Su presencia llenaba la habitación con una energía innegable, y aunque no había dicho nada aún, el aire se volvió más denso con su llegada.

—¿Qué está sucediendo aquí?— preguntó Wen Xu, con una voz baja y controlada, pero con una dureza evidente. Sus ojos se posaron sobre Jiang Cheng, como si intentara evaluar sus intenciones. Su postura era rígida, y sus labios apretados revelaban que no estaba de buen humor.

—El Líder Jiang vino a visitar a Wei Wuxian— dijo simplemente el Líder.

Wen Xu observó con recelo la presencia del líder de Yunmeng Jiang. Su naturaleza posesiva y celosa ya estaba latente, pero ver a un extraño -un Jiang- en su territorio, en la presencia de su familia, lo incomodaba profundamente. En particular, no le gustaba cómo su padre parecía haber cedido a la insistencia de este visitante, especialmente cuando todo se centraba en su A-Niang.

Wen Xu no expresó su descontento directamente. En lugar de eso, simplemente se cruzó de brazos, apoyándose contra una de las paredes del salón mientras su mirada se volvía más aguda, lanzando una indirecta clara.

—¿Para qué está aquí el líder Jiang?— preguntó con indiferencia, aunque la tensión en su voz lo traicionaba. Era obvio que no le agradaba la situación. Sus ojos no se apartaban de Jiang Cheng, vigilándolo como si fuera una amenaza a la que había que mantener a raya.

Jiang Cheng sintió el escrutinio de Wen Xu, pero no podía permitirse vacilar.

—Vine a ver a mi hermano, Wei Wuxian —respondió Jiang Cheng, manteniendo la calma, pero notando la hostilidad apenas contenida en Wen Xu.

Wen Xu apenas disimuló el disgusto que le causaban esas palabras. ¿Su hermano? Aquel a quien Jiang Cheng había abandonado. Sus manos se apretaron en puños por un instante, pero rápidamente volvió a su pose fría.

—¿De verdad vienes a ver a tu hermano?— replicó Wen Xu, enfatizando las últimas palabras con un toque mordaz —O tal vez... ¿solo vienes a provocar problemas?

El joven Wen parecía dispuesto a no ceder ni un centímetro ante Jiang Cheng, sin embargo, su actitud distante escondía algo más: una profunda necesidad de proteger a su madre. Su mirada se deslizó inconscientemente hacia el pequeño niño que dormía plácidamente en los brazos de su padre, Wen Ruohan. Aunque no lo decía en voz alta, Wen Xu temía la posibilidad de perder a su madre, y la presencia de Jiang Cheng solo aumentaba esa inseguridad. ¿Qué pasaría si su llegada alteraba el frágil equilibrio que había logrado mantener?

El sol de QishanWen☀️Where stories live. Discover now