I'll protect you with love

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Día 9: Corazón

Desde que tiene uso de razón siempre fue acechado por las pesadillas, temía dormir o quedarse completamente solo en una habitación a oscuras; por lo menos cuando era un niño. Pero con el tiempo se dió cuenta de un par de cosas que evitaban los pesados sueños. Cuando empezó a convivir en la misma casa con Horacio sus pesadillas se esfumaron por completo, teniendo los mejores de sus descansos cuando compartían cama o sentía su cálida presencia a su lado. El moreno fue su atrapasueños por varios años, continuando siéndolo a día de hoy. Pero cuando era un pequeño niño, alguien indefenso que le temía a la soledad y a la oscura noche; su madre era la única que conseguía calmarlo cuando se despertaba temblando y con lágrimas cayendo por sus ojos, mientras intentaba regular su respiración. Su madre siempre acudía a su lado y se quedaba para tranquilizarlo mientras acariciaba su cabello y le susurraba que todo estaba bien. Siempre recordaría la paz que le transmitía el suave toque de su mamá mientras era acunado por su dulce voz. Sabiendo que todo estaría bien cuando la bella mujer le dibujaba un pequeño corazón en la mano. - Este es mi corazón, y mientras tú lo tengas no dejaré que nada malo te pase. - Era lo que le decía cada vez que necesitaba su apoyo, dejándole un par de días sin malos sueños.

- Папа. - Un susurro apenas audible hizo eco en su cabeza. - Папа. - Esta vez se escuchó más cercano, pero no comprendía de dónde venía el llamado. - Papi. - Y finalmente despertó, encontrándose con su pequeño hijo de pié a un lado de la cama, temblando mientras lo miraba con los ojos llorosos y su manita tocándole la mejilla. Con preocupación se acomodó en la cama; quedando sentado en esta y encendiendo la luz consiguió visualizar de mejor manera al infante. - No encuentro a papá, no sé dónde está y le pasó algo feo. - Angustiado Aleksander comenzó a llorar, Viktor rápidamente al ver aquello lo rodeó suavemente entre sus brazos, acariciando su espalda con cariño y susurrando dulcemente.

- Ey, tu papá está bien, ahora mismo está trabajando pero está a salvo. - Vió como el niño negaba, acurrucandose en su pecho mientras lastimeros sollozos seguían saliendo.

- No, yo lo vi, él... él.. - No era capaz de terminar la frase, el simple hecho de recordar aquel sueño convertido en pesadilla ocasionaba el sin parar de su llanto. Al despertar el sentimiento de angustia lo invadió, y cuando fue a la habitación de sus padres sin encontrarse con uno de ellos durmiendo, el miedo y tristeza que había dejado aquel sueño incrementó, temiendo que lo que había visto efectivamente fue real y que ya no volvería a ver a su papá.

- Shh, solo fue un mal sueño, él está bien, si le hubiera pasado algo malo ya lo sabríamos. - Intentó tranquilizarlo, acomodando de una mejor manera al pequeño dejándolo sentado sobre sus piernas cuidadosamente. Siguió repartiendo caricias, notando como el llanto disminuía levemente.

- Estás mintiendo.

- ¿Le estás diciendo mentiroso a tu padre? - fingió indignación - que feo eh, yo no te crié así. - Y supo que consiguió su cometido al escuchar la pequeña risa del menor, quien sorbía su nariz y se mantenía oculto entres sus brazos y pecho. - Si quieres lo podemos llamar, para que veas que está en perfectas condiciones y aprovechas de pedirle una chocolatina ¿Qué te parece? - Aleksander simplemente asintió, sintiendo como una de las manos de su papá dejaba de repartir caricias para poder agarrar su celular. Viktor al ya tener el objeto en mano se fijó que eran las cuatro de la madrugada, aún le quedaban un par de horas de servicio a Horacio así que el consuelo de que viniera no estaba dentro de las opciones. Sentía la expectante mirada de su hijo mientras marcaba el número, en espera de respuesta; respuesta que llegó luego de unos segundos.

- ¿Vik? ¿Está todo bien? Son las cuatro de la mañana ¿Le pasó algo a Alek? - Esbozó una pequeña sonrisa al escuchar la voz de su esposo, junto con notar el brillo de alivio de su pequeño.

Volkacio Loving MonthWhere stories live. Discover now