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Día 4: Animal side

TW// Trata de personas

Ambos niños se encontraban en el parque, el otoño ya había llegado y el frío viento hacía temblar al menor de ellos. Viktor se dió cuenta de ello, por lo que sin pensarlo dos veces se quitó su bufanda roja para ponérsela a Horacio, quien solamente le sonrió tiernamente al sentir el calor y aroma proveniente de la prenda. Para luego empezar a corretear por el lugar y jugar entre las hojas caídas, acabando con ambos infantes sentados en la misma banca de siempre, conversando tranquilamente mientras el mayor abrazaba por los hombros al moreno, quien aún a pesar de estar bien abrigado seguía con frío.

- ¿Entonces en el examen salió que eres omega? - preguntó con curiosidad el rubio cenizo frente a lo que le decía el menor. Y es que a partir de los seis años se puede hacer una prueba y saber tu casta, más los padres del castaño decidieron hacerlo un año después por temas de tiempo.

- Aja, ahora papá dice que tengo que tener más cuidado, y que debo aprender a controlar mis feromonas para no causar problemas.

- ¿Qué problemas?

- No lo sé, le pregunté lo mismo y me dijo que eran cosas de adultos.

- Siempre son cosas de adultos, no es justo - Se quejó Viktor, quien ya estaba harto de recibir siempre la misma respuesta, él quería saber las cosas, entender lo que sucedía en el mundo que los rodeaba, pero no, era muy pequeño. - Y no creo que tu aroma cause problemas, a mí me gusta. - Comentó de último con un leve sonrojo en sus mejillas.

- ¿De verdad? - el moreno se volteó a mirarlo con un brillo especial es sus ojos, sonriendo al recibir un asentimiento y notar el creciente sonrojo de - quien consideraba - su mejor amigo. - A mi también me gusta el tuyo, la menta y el café combinan bien.

- ¿M-menta...?

- Mhm, hay...¿Hay un problema? - temía haber dicho algo que no debía, empezando a preocuparse.

- No, no, no pasa nada, es solo que....eres la primera persona que dice que huelo a menta. - Respondió a su preocupación en un susurro.

- ¿De verdad? Wow, tal vez yo soy alguien especial - estaba emocionado por saber eso, recordando la historia que su madre le contaba a veces durante las noches antes de dormir. - ¿A qué huelo yo?

- ¿No te lo han dicho?

- Shh, solo dime.

- B-bueno, yo- yo siento tu aroma a miel y almendras...es cómodo.

- ¿¡Sabes lo que eso significa!?

- N-no...¿Que hueles bien?

- Eso no, mi mamá dice que las parejas destinadas sienten un segundo aroma, tal vez nosotros lo somos - estaba completamente emocionado, tal vez era eso por qué se sentía tan cómodo al lado del de zafiros, o por qué lo que sentía por él era distinto con Gustabo.

- ¿Hablas de verdad? - preguntó con ilusión el mayor, sintiendo como sus mejillas se encendían y una sonrisa se formaba en su rostro al ver al contrario asentir eufóricamente. - Entonces cuando seamos más grandes seremos novios y nos casaremos.

- ¿En serio?

- Lo prometo. - Y con eso Horacio lo abrazó fuertemente, empezando ambos a hablar ingenuamente sobre su futuro, diciendo que tendrían tres perros y adoptarían un pingüino, sumergiéndose pronto en la pregunta de cómo se hacían los niños, entrando en pánico cuando llegaron a la conclusión que se hacían con un abrazo.

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