Prológo

31 7 2
                                    

—Caminemos

—¿Me dirás hacia donde vamos? Hemos estado caminando por mucho rato

—Lindo, te ves completamente lindo— fue lo único que pronunció aquel chico de cabello negro con blanquecina piel, pese a que su belleza se veía limitada por aquella mascarilla, era imposible pasar desapercibido.

—¿Recuerdas lo que te había dicho?—

—Me haz dicho tantas cosas, Go Yohan...

El contrario solo se limitó a sonreír y apretar aún más el agarre de su mano que lo conectaba con la otra persona.

Un día cálido, un parque silencioso, solo ellos dos; el mundo de Yeonwoo parecía detenerse cuando aquel chico invadía su espacio personal, aquella rutina simple que llevaban acabó unos cuantos meses, tenía gran significado, cada día, cada minuto, cada momento llevaba guardandolo en su corazón.

El agarre de sus manos con el contrario siendo desechas lo sacó de sus profundos sentimientos.

—Choi Yeonwoo ¿Confías en mi?—

Al escucharlo sintió una sensación inquietante en su pecho ¿Qué clase de pregunta era esa? ¿A caso no habían pasado al siguente nivel con aquellas muestras de cariño? Por supuesto que confiaba en el.

—Es incluso un insulto que lo preguntes— dijo con una voz algo molesta.

—Bien, cierra los ojos y no los abras hasta que yo te diga—

Acepto, sin ningún tipo de dudas el acepto. Cerró sus ojos lentamente y cuando menos lo espero, sintió como Yohan a colocó una mascarilla en su rostro ¿Qué era lo que estaba haciendo?

—Confía en mi

Eso fue una de las últimas palabras que ecucho de su voz.

—¿Choi Yeonwoo?

Estaba apuntó de responder cuando escucho aquella voz familia.

—Soy yo

No entendiendo nada, abrió los ojos encontrándose con una desastrosa escena, alrededor de tres tipos cubiertos completamente del rostro, dos sosteniendo a Go Yohan y uno de ellos con su mano siendo aventada hacia su dirección, sintió un dolor punzante en su estómago, y cayó.

Un segundo dolor en su pierna impidió que pudiera levantarse, y solamente pudo observar como Go Yohan pataleaba en su intento por no ser arrastrado al interior de aquella minivan color blanco.

—Go Yohan

Grito una vez.

—Go Yohan

Una segunda vez

—¡Go Yohan!

Y una tercera.

A su alrededor un grupo de personas se le acercó, pero todos hicieron caso omiso ante sus plegarias, ninguno de ellos fue tras Go Yohan, ninguno de ellos le ayudó a levantarse, y lo que es peor aún, ninguno de ellos era Go Yoohan...

Golden Hour Where stories live. Discover now