🦃Desayunar leche

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🦃 La noche de caza 🦃

La primera semana de noviembre sucedió sin contratiempos: asistió a clase, estudió lo necesario, se alimentó bien. Axel Green mantenía su vida hasta entonces improductiva, completamente productiva, una locura. Incluso había mejorado su ciclo de sueño, despertaba con tantas energías que le daban ganas de hacer ejercicio y preparar el desayuno, solo existía un pequeño problema: hacía demasiado frío.

Ni siquiera estaban en invierno como para el clima pudiera excusarse. Así que al despertar horas antes de que el sol se pusiera, Axel no optaba por hacer más fructífera su vida, sino que se dedicaba a contar ovejas hasta que el sueño volvía a invadirlo. Por supuesto, en sus sueños no recordaba nada, era solo una pantalla en negro que transmitía un sonido blanco de una radio vieja, a veces, en cambio, tenía sueños tan vívidos que podía tener el control en ellos. Es esta ocasión, Axel no creía encontrarse en ninguna ya que en su patética existencia había soñado con alfas.

—¿Esto es un sueño? —cuestionó Axel entreabriendo los ojos, no creyendo que Logan de verdad haya ido a visitarlo tan temprano—. Debe ser un sueño. Uno medio pornográfico porque estás tú. ¿Sexo en la mañana? Es algo cliché, pero, acepto.

El alfa se rio.

—No es un sueño.

—Es una pesadilla —Axel se sentó en la cama frotándose los ojos—. No, es aún peor...Es la vida real... ¿Qué haces en la residencia de omegas donde mi padrastro paga grandes sumas para que alfas como tú no toquen a los virginales omegas como yo?

—Pensé que habíamos quedado en que la virginidad está...

Axel puso los ojos en blanco y volvió a meterse dentro de la cama. No iba a lograr conciliar el sueño, pero necesitaba un momento para poner en orden sus pensamientos. Bien. Era imposible que Logan de verdad se encontrase allí. Ningún alfa puede ingresar a residencias de omegas, mucho menos por la noche... Aunque teóricamente ya eran como las cinco de la mañana, y si bien Axel ignoró adrede que la cafetería comenzaba a funcionar a partir de ese horario, había sobrentendido que el mundo real empezaba a funcionar a eso de las nueve.

El alfa tenía ropa deportiva, o eso apenas pudo distinguir Axel por las sombras. El sol no saldría hasta la siete y toda la habitación estaba a oscuras, un rastro de luz se deslizaba por encima del escritorio donde la laptop quedó con el salvapantallas de un panda jugando con burbujas de jabón. Axel sintió que alguien se había sentado sobre la cama. Lo cual podría ser una razón más que suficiente para aceptar que Logan de verdad se encontraba allí, o que tenía un demonio acosándolo. O ambas.

—¿No recuerdas lo que me prometiste? —se burló Logan, Axel seguía escondido debajo de las mantas—. Yo lo recuerdo muy bien.

—¿Sexo mañanero? —susurró Axel frunciendo el ceño.

—Es increíble que solo pienses en sexo.

—No pienso en eso —Axel tenía las mejillas rojas—. No sé que te prometí ni cuándo. No nos hablamos ni vemos desde hace 20 horas, Logan.

—¿Acaso estuviste contando los minutos que no pasamos juntos? —Logan estaba incitando a Axel al asesinato— ¿Tanto me extrañabas?

Axel echó a lado las frazadas y miró directo a Logan.

—No te extrañé, ni un poco. Conté las horas para celebrar un día sin ti —gruñó—. Ahora no sé qué quieres.

—Vine por la promesa que me hiciste. Luego de que nos metiéramos en el motel y te diera ganas de hacerlo contra la pared —la cabeza de Axel iba a estallar de la vergüenza—, y te cansaras rápido...

Señorito DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora