🍁 Hagamos incesto

14.6K 1.6K 816
                                    

Una cita. Axel Green no recordaba haber tenido una nunca, y de haberla tenido no se comparaba a la de ese momento. Una cita universitaria. Una cita con un alfa que no conocía de nada, pero que trabajaba en uno de los principales hospitales del mundo. El futuro brillaba más que la cabeza de una dura polla pornográfica.

Axel despertó a eso de las nueve de la mañana y se mantuvo en cama otras dos horas mirando el techo de la habitación. Pensando. Solo eso. Aunque gran parte de sus sensatos pensamientos iban a parar a la mancha de humedad que había en la esquina.

Había comentado ese desperfecto con la administradora, pero ella seguía posponiendo el asunto como si no fuera realmente importante. Y tal vez no lo era, Axel no sabía que tanto drama podría hacer por una mancha de humedad porque era la primera vez que veía una.

Axel venía de una familia acomodada. De las que tienen numerosas cuentas bancarias en suiza, la de los viajes a Europa para «encontrar su verdadero yo». Estrictamente hablando, su hermana viajó a Londres solo porque no entraba en su vestido talla -1.

Aunque Axel jamás encajó en esos parámetros. Quizá porque lo veía como algo realmente normal, todo su vecindario poseía el mismo nivel y no fue hasta que pisó la universidad que descubrió la existencia de gente sin tanto dinero. Y también porque no tenía gusto por la moda, o por la fineza, bueno, en realidad no existían tallas que se lo permitieran.

No le resultó complicado adaptarse a su vida de estudiante universitario sin dinero. Gastaba el mínimo de lo que sus padres por capricho depositaban y no tenía nada que lo delatara como un hijo americano mimado. Axel era escandalosamente bueno siendo un omega sin esperanza ni futuro.

Futuro. Dios. Esa palabra se apañaba en hacerse presente en sus pensamientos. Axel huía de pensar que sucedería luego de terminar la universidad. Buscar un empleo, amigos, un hogar... Solo que no se imaginaba nada en concreto. No se veía así mismo en un apartamento vacío preparándose de cenar. No se veía en ninguna parte.

Se forzó a ignorarlo y fue a lavarse la cara. El espejo devolvía una imagen más opaca y gris de lo que los filtros del teléfono mostraban. Axel no tenía tiempo de pensar en el futuro o en el pasado. Debía pensar en el presente. En uno donde tenía una cita, una con un increíble alfa.

Estás embarazado, empieza por ahí.

Axel volvió a observarse con una ceja alzada y la mano en la cintura. De la cintura, pasó a su vientre y palpó su plenitud. Años anteriores tenía unos cuantos kilos extras que le impedían verse en un espejo sin querer echar a llorar. Si no acababa con el asunto del feto, entonces dentro de unos meses volvería echar a llorar.

Subió la mano hasta su cuello. Recorrió la zona que había quedado morada luego de esa fiesta y suspiró. Axel no recordaba bien la forma, pero rodeaba su cuello como si hubieran hecho presión. En aquel entonces el terror lo sucumbió a cometer la estupidez de no sacar foto alguna. Eso hubiera sido una prueba contundente para ir a la policía y denunciar un posible caso de agresión sexual.

Nadie te iba creer, y lo sabes.

Axel forzó una sonrisa y le sonrió a su imagen. No pasaba nada, ahora con su cita con Nathan todo se iba a solucionar. Todo iba a volver a la normalidad. Exacto. Además, no es que estuviera enamorado de Nathan, pero sus feromonas le hacían sentir aliviado, tranquilo, lo veía más como una terapia con patas que el amor de su vida.

—Esta todo bien —dijo viendo únicamente a sus muñecas—. No soy un tonto suicida.

No, solo eres un omega estúpido.

* * *

Axel quiso matar al «Axel del pasado» que jamás imaginó que necesitaría ropa bonita. Todo el ropero estaba lleno de cosas de Michael, camisas con volados de diseñador, pantalones de gala y de primeras citas. Axel solo era dueño de siete camisetas que tenían estampado los días de la semana. Axel se puso la que decía «sábado» y se sintió un idiota.

Señorito DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora