2. Herida del pasado

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Capítulo: 02

Terminé de escribir la carta en la que me había esforzado tanto durante días para expresar mis sentimientos, me sentía feliz porque finalmente había decidido ser valiente y confesarme al chico que me gusta, quería que todo saliera bien porque ser ...

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Terminé de escribir la carta en la que me había esforzado tanto durante días para expresar mis sentimientos, me sentía feliz porque finalmente había decidido ser valiente y confesarme al chico que me gusta, quería que todo saliera bien porque ser alguien muy débil me hizo entender que esto me dejaría una marca si nada salía como esperaba, así que también estaba muy asustada.

El pequeño dispositivo que usaba como alarma comenzó a sonar, haciéndome entender que era hora de levantarme, había pasado la mayor parte de la noche despierta por este pequeño detalle. Me aseguré de guardar la carta en el sobre blanco improvisado que había hecho y lo marqué en una esquina con uno de mis sellos más bonitos, lo cerré y lo puse dentro de mi bolso.

Me levanté eufórica de la silla, estirando mi cuerpo que me dolía de estar tanto tiempo sentada, ni siquiera me detuve a pensar que no había descansado nada y probablemente estaría como un zombi durante el día, pero estaba demasiado feliz.

Después de haberme bañado, me senté en el borde de la cama mientras me peinaba, terminando de hacerlo, comencé a ponerme la ropa interior antes del uniforme, el cual había lavado, secado y planchado el día anterior para que se viera prolijo, busqué desesperada las medias blancas que por alguna razón, siempre perdía, pero cuando las encontré me las puse, seguido de las botas negras.

Me rocié un poco de perfume en el cuello, también en el uniforme pero no mucho, caminé hacia la mesa al lado de mi cama, sería la primera vez que usaría aretes, no me gustaban mucho pero hoy tenía que lucir mejor que nunca, entonces ¿Por qué no?

Hoy usaría algo que mamá me había regalado hace mucho tiempo pero no me interesaba usar, maquillaje. No exageraría, espolvoree un polvo rosa en mis mejillas con una brocha y finalicé con un bálsamo labial, que por cierto olía muy bien. Estando lista, fui en busca de mamá para que me acompañara al instituto, caminábamos porque estaba cerca de nuestra casa.

Como sabía que iba a pasar, se sorprendió al verme pero no dijo una palabra al respecto, lo que me desanimó un poco pero así es ella, una mujer de pocas palabras.

Ella me dejo continuar sola en una esquina, la saludé con la mano antes de que regresara por donde vinimos, suspiré profundamente antes de dar un paso adelante y así entrar al instituto, escuché sonar el timbre, corrí hacia el salón que compartía con él, tenía un buen sentimiento, no había experimentado tal sentimiento antes.

Tenía que esperar el mejor momento del día para hacerlo, por pura suerte y gracias al dios Namjoon, nuestras mesas estaban una al lado de la otra, había decidido hacerlo cuando los demás fueran a almorzar. Así esperé horas a que llegara el almuerzo, nuestro profesor se despidió para salir del salón y dejarnos libres, ya todos se iban pero él se quedó guardando sus cosas, era ahora.

Tomé su brazo antes de que comenzara a caminar, —¿Podemos hablar?— Se dio vuelta observándome con atención así que saqué la carta de debajo de mi cuaderno que estaba sobre la mesa y se la entregué rápidamente.

Sentí mis mejillas arder, extendí el sobre hacia él mientras lo observaba, cuando pensé que no lo tomaría sentí que lo retiraban de mis manos, mi corazón comenzó a latir rápido y con fuerza.

Cuando terminó de leerlo, me miró y me apresuré a hablar. —Hyunsu, me gus-

Pero detuve mi habla cuando lo escuché reír, la carta estaba siendo rota por las manos que pensé que algún día se entrelazarían con las mías para no soltarme, dejando que los pedazos cayeran al suelo.

Mi corazón se detuvo, comenzando a darme un dolor horrible en el pecho.

— No estoy interesado en ti, nunca lo estaré, ¿realmente pensaste que estaría de acuerdo en salir contigo? —Lo vi reír nuevamente, las lágrimas se acumulaban en mis ojos, no podía seguir mirándolo, aparté mi mirada avergonzada

—Lamento el día en el que fui amable, me hubiera salvado de esta situación de mierda, solo mírate, eres tan ingenua, nadie se atrevería a salir con alguien como tú —Empujó mi hombro hacia atrás con su mano.

—¿Cómo pude haber perdido mi tiempo contigo? No te me vuelvas a acercar, ni siquiera pongas tu asquerosa mirada sobre mi—Escuché sus pasos alejarse cada vez más, dejándome sola en el salón.

Me arrodillé en el piso para juntar los pedazos de lo que había sido mi carta, dirigiéndome a la basura del salón para tirarlos adentro, tomé mis pertenencias, caminando hacia otro asiento libre, en el cual me quedé hasta que llegó la siguiente hora de clase.

Me arrodillé en el piso para juntar los pedazos de lo que había sido mi carta, dirigiéndome a la basura del salón para tirarlos adentro, tomé mis pertenencias, caminando hacia otro asiento libre, en el cual me quedé hasta que llegó la siguiente ho...

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Mamá estaba esperando por mí, ni siquiera la miré antes de empezar a caminar a su lado, mis manos agarraban fuertemente mi bolso, mi vista perdida en el suelo, así me sentía, perdida, el buen presentimiento que tenía ya no estaba. Ella no me hizo ninguna pregunta en el camino, al llegar a casa tomó sus cosas del trabajo y se fue, como hacía todos los días.

Llegando a mi habitación, solté el bolso dejándolo caer, mis pies pesaban, me quité las botas lentamente, seguido de las medias y la chaqueta del uniforme, me detuve al sentir un dolor en el pecho, el mismo que sentí cuando oía las dolorosas y humillantes palabras provenientes del chico que me gustaba.

Mis mejillas comenzaron a humedecerse, no pude controlarlo, lágrimas caían una tras de otra sin cesar, lleve mis manos hacia los aretes, los cuales tan pronto quitármelos había tirado sobre la cama. Caminé hasta llegar a la orilla de esta, donde me deslice llegando hasta el suelo, cubrí mi rostro con mis manos, dejándome llevar por mis sentimientos del momento y deseando jamás haber hecho lo que hice.

 Caminé hasta llegar a la orilla de esta, donde me deslice llegando hasta el suelo, cubrí mi rostro con mis manos, dejándome llevar por mis sentimientos del momento y deseando jamás haber hecho lo que hice

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DANDELIONS #1 © Jeon Jungkook Where stories live. Discover now