Capítulo 5

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Viernes, cinco menos veinte

Me miré por cuarta vez en el espejo el conjunto que había elegido Brittany para mí en busca de algo que no me convencía, pero seguía sin saber qué era. La blusa negra con mangas largas me gustaba y los vaqueros también, pero me parecía que los zapatos llevaban demasiado tacón.

—¿Cuántas veces más te vas a mirar en el espejo? —sonó la voz desesperada de Brittany desde el portátil.

—Es que los zapatos...

—No tienen ni tres centímetros de tacón, Charlotte.

—Vale, vale...

Me senté en el borde de la cama y suspiré.

—¿Qué te ocurre? —preguntó.

—No entiendo muy bien por qué Dylan me ha pedido salir. No hablamos mucho en clase y dudo que sea su tipo.

—¿Por qué no ibas a serlo? Eres una chica inteligente, divertida y muy guapa. Amber y Natalie no son el único tipo de todos los chicos de este mundo, Char. —La miré y me sonrió con ternura—. Además, solo salió una vez con ella así que con eso te lo digo todo. Así que quiero ver esa preciosa sonrisa de una maldita vez.

Me empecé a reír y ella hizo lo mismo.

—¡Perdón, ya estoy! —Gis entró en mi cuarto con un maletín en su mano—. Estoy preparada.

—Ya era hora, Gis —se quejó Brit.

—Es que voy sin parar a todos lados. —Apoyó el maletín en la cama y lo abrió dejando a la vista todo su arsenal de maquillaje—. ¿Preparada?

Quince minutos después, una sonrisa radiante iluminaba los labios de Giselle.

—Debo decir que te has superado —comenté—. Parezco guapa.

—¿Pareces? —preguntó incrédula—. Eres preciosa, Charlotte Maverick.

—Tiene razón —añadió Brit—. Y ahora, baja que seguro que está a punto de llegar. Luego me llamas.

—Gracias, Brit.

Me lanzó un beso y se desconectó.

—Vale, Char. Vamos a por esa cita, ¿vale? —me animó Gis.

—Gracias por todo. —La abracé con fuerza y le di un beso—. Deséame suerte.

—No la necesitas.

Me levanté de la cama y me miré con ganas por última vez en el espejo.

Sonó el timbre de casa y miré a Giselle que levantaba los pulgares divertida. Cogí el bolso y salí de mi habitación.

Bajé las escaleras y vi a mi hermano con los brazos cruzados en el pecho mirando de mala manera a Dylan.

—¿Seguro que quieres salir con este?

—Trevor —le regañé.

—Estás muy guapa —dijo Dylan y me dio un beso en la mejilla—. ¿Nos vamos?

—Claro —respondí sonriente—. No volveré tarde. —Me acerqué a mi hermano y le di un beso—. Si sigues poniendo esa cara, te vas a poner feo y vas a asustar a Gis cuando baje.

—Llámame si necesitas algo, ¿vale? —murmuró.

—Estaré bien.

Me sonrió con tristeza y se despidió de mí con la mano. Salí de casa y vía Dylan esperándome sonriente.

—Creo que tu hermano me odia.

—No es nada personal —respondí divertida—. ¿Qué vamos a ver?

Y ahora MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora