Capítulo 10| Fiesta de Bienvenida. Segunda parte

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Uno

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Uno. Dos. Tres... Vuelta a la izquierda.

Uno. Dos. Tres... Vuelta a la derecha.

Arriba, abajo... Bebida.

Y vuelta, vuelta y vuelta.

-¿¡Sabes dónde carajos se metió Ian?! -el grito de Axel me hizo torcer la boca en una mueca entre el desagrado y el dolor.

¿Por qué tenía que gritarme en la oreja?

Giré un poco la cabeza para verlo, cruzándome con su analizada mirada. Frunció las cejas al verme y pestañeó.

-¿Estás borracha? -se acercó más, invadiendo mis metros cuadrados de espacio personal.

Noooooo... ¿O si?

-Tal vez... -balbuceé balanceándome sobre mis tacones con la botella de algo aferrada a mi mano, la otra la coloqué sobre su hombro y me incliné hasta rozar su mejilla -Pero ssshh -solté una risita -No le digas a Frank o puede ponerse como un ogro... -cuchicheé, viendo como sus cejas se alzaban hasta su frente -Un gran, feo y verde ogro.

-Creo que has bebido demasiado -murmuró y se inclinó tratando de quitarme la botella, pero fui más rápida y me eché para atrás.

-¡Ah no! ¡Búscate tú botella, hermano! -ladré y me escabullí entre la marea de personas, aferrando la botella a mi pecho.

Al final no pude fastidiar la fiesta de los Pikes, había descubierto que era pésima para arruinar fiestas y buena para disfrutarlas. Lo cuál, si lo pensábamos, era malo, porque Frank contaba conmigo para detener a los chicos y evitar que hicieran fiestas. Hicieron una fiesta de disfraces, por lo que me había disfrazado de un arlequín.

Llevaba unas medias de red negras que se extendían hasta unos centímetros bajo mis pechos. Un pantalón corto de cuero con la mitad negra y la mitad roja que tenían dos rombos negros en el lado rojo, en la parte de arriba un top de los mismos colores, pero invertidos, donde en el lado negro había una estrella roja sobre el seno y en el lado rojo un rombo negro también en el mismo sitio que el otro adorno. Me puse una media negra y otra roja, que me llegaban hasta la rodilla para luego calzarme unos botines negros altos. Mi maquillaje variaba entre el negro y el rojo, haciendo juego con mis puntiagudas uñas, que pinté y limé para que combinaran. El cabello rubio lo llevaba atado en dos coletas ya que no quise ponerme peluca. Finalmente me colgué el maso rojo y negro al hombro y caminé por la fiesta con una sonrisa juguetona.

Hasta que encontré el alcohol.

Luego de eso, podría jurar que casi me había metido en el verdadero papel del Arlequín. Mis piernas se movían de un lado al otro, brincando y chillando con euforia con los demás borrachos. Perdí mi maso en alguno de los tantos rincones de la casa o quizás me lo habían robado, a estas alturas no me interesaba mucho. Estaba extasiada al igual que los demás, no había recordado la mierda de mi vida gracias a los nuevos y divertidos sentimientos encontrados que tenía por el alcohol.

¡Adoptemos a la Rubia!| Resubiendo y PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora