Capítulo 8| Sara y Aiden

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El viaje en el auto de Ian había sido en completo silencio, ninguno hablaba, ni siquiera estaba encendida la radio

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El viaje en el auto de Ian había sido en completo silencio, ninguno hablaba, ni siquiera estaba encendida la radio. Posiblemente este era el viaje mas incómodo que había tenido hasta ahora.

Ian estaba concentrado manejando hacia la fraternidad, Will estaba sentado de copiloto con la vista fija en la ventanilla y yo estaba en los asientos traseros, justo en el medio. Hace veinte minutos habíamos salido de la comisaría y nadie decía nada.

De alguna forma esperaba que Ian nos gritara o nos reclamara, pero eso no sucedió. Admito que también esperaba a que William quisiera justificarse por todo esto, pero ni siquiera trató de hablar con Ian ¿Y yo? Bueno, me encontraba lo suficientemente avergonzada como para no molestarme en tratar de entablar conversación con alguien.

Llegamos a la fraternidad, apagó el motor y el primero en bajarse fue Ian, con Will nos miramos sin entender mucho, pero también nos bajamos y entramos a la casa detrás del líder Pike.

–No tengo ganas de hablar de lo sucedido, váyanse a dormir que tenemos clases en unas horas.

No quise comenzar una pelea sin sentido por lo que subí a mi habitación, me quité la ropa y caí en la cama, dejándome llevar por el cansancio.

⚠️⚠️⚠️

Sólo tenía una palabra para mi mañana: Mierda. Básicamente una mañana de mierda, ni siquiera sabía cómo explicarlo.

Podría comenzar porque nadie me despertó para ir a clases, seguiría con la llamada de Frank gritándome por no haber ido a mi clase y finalizaría con una profesora cerrándome la puerta en la cara.

Parecía que al mundo le divertía mi miseria.

Luego de que me negaran la entrada a mi clase correspondiente decidí husmear un poco por los pasillos sin ir a un sitio en particular, tampoco es como si conociera el lugar de pies a cabeza, sólo anduve con Frank un par de veces cuando lo acompañaba a ciertos lugares de la universidad.

Doblé en la izquierda, empujé la puerta de las escaleras y lo primero que escuché fueron quejidos y jadeos junto a un extraño tintinear. Confundida bajé las escaleras a pasos pausados hasta llegar al final y encontrar una escena... Extraña.

Habían dos chicas.

Pero no eran dos chicas cualquiera, una estaba tirada en el suelo tratando de huír de su agresora. La del suelo la conocía perfectamente; era la estúpida a la que le había chocado el auto y la que descubrí era la puta de Ian. Por otro lado, la agresora era una completa desconocida para mi y el tintineo molesto era por el movimiento que hacía con la mano al golpear a la rubia, ya que sacudía unas cuántas pulseras.

Me debatí sobre si quedarme y seguir viendo como golpeaban a la rubia o ayudarla aunque no se lo mereciera.

Al final mi blandengue corazón ganó la batalla y me acerqué a la agresiva pelirroja.

¡Adoptemos a la Rubia!| Resubiendo y PausadaWhere stories live. Discover now