Capítulo 12

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Atención

Este capítulo contiene temas que pueden ser sensibles para algunas personas, como por ejemplo: mención de muerte, enfermedad, abuso psicológico, uso de drogas, por favor se responsable, si crees que tienes alguna sensibilidad con estos temas mencionados anteriormente, no lea.

(3/3)

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"Hay muchas cosas
Que me gustaría decirte.
No sé cómo.
Yo dije...
Quizás tú vas a ser
Quien me salva.
Y después de todo
Tú eres mi maravilla."

—Oasis
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Sven

—¿Por qué estás llorando? —me pregunta—Eres un debilucho, los hombres de verdad no lloran—grita llamando a la puerta

Y como se eso fuera un clic las lágrimas bajan con más fuerza, me siento débil por estar en esta situación, a los pocos segundos escucho un estallido en la habitación y levanto la cabeza lentamente, lo primero que veo son sus zapatos negros, y lo segundo siento un fuerte impacto en mi rostro, de inmediato siento el sabor metálico de la sangre en mi boca.

—Eres lo peor que me ha pasado—dice, golpeándome en la cara de nuevo

—Al menos estamos de acuerdo en eso—digo en un susurro

Bajo la cabeza a modo de que sus golpes entren en contacto más con mi cuerpo que, con mi cara y me odio por eso, me odio por ser todo lo que dice, me odio aún más por no acabar con este sufrimiento como pienso cada vez que me acuesto en la almohada, odio no haber muerto en esa sobredosis, siento mi cuerpo temblar por el dolor, espero que mi padre descargue toda su ira sobre mí a través de su cinturón, o sus golpes, cuando está jadeando, se detiene.

—Eres una rata—dice levantándome la cara con brusquedad—Esto es para que aprendas a no salir sin mi permiso, estás en mi casa y yo estoy a cargo de ti, te he dicho que si quieres irte serás más que bienvenido, te odio desde que me robaste a mi esposa, mataste a Dulce oíste, la mataste —grita y escupe en mi cara

Su aliento huele a alcohol, me escocen los ojos, pero trato de contener las lágrimas, me mira a los ojos por unos segundos y luego suelta mi rostro bruscamente, escucho sus pasos dirigiéndose hacia la salida de mi habitación, cierra la puerta con tanta fuerza que me zumban los oídos, intento levantarme, pero no puedo, siento como me duele el cuerpo por completo.

—Auch—me quejo

Miro la cómoda pequeña que tengo al lado de mi cama y me arrastro hacia ella, abro el cajón de arriba y busco un objeto naranja en forma de cilindro, cuando lo encuentro vacío el contenido en mi mano, miro a las pastillas para dormir y creo que no tiene sentido seguir viviendo, no si siempre es esta tortura, ha pasado mucho tiempo desde que le encontré un sentido a quedarme aquí, me duele mucho vivir quiero descansar estar en paz y quién sabe poder ver a mi madre, quiero estar en sus brazos, miro al techo de mi cuarto y respiro con dificultad.

—Mierda, ¿me rompí una costilla esta vez? —digo, tratando de sentarme en el suelo.

Cuando estoy a punto de ponerme las pastillas en la boca, recuerdo un par de ojos grises, y su sonrisa, no sé por qué, pero extrañamente la cara de Ellie viene a mis pensamientos, pienso en los pequeños momentos que tuvimos juntos y en cómo ella me hacía sentir mejor, como si cuando estoy con ella estuviéramos en un lugar en blanco, donde solo pienso en cosas buenas.

Devuelvo las pastillas a la botella y suspiro con cansancio, me paso la mano por la cara, camino lentamente hacia el baño, me levanto la camisa frente al espejo, veo lo rojo que tengo el estómago y la espalda, y ya sé que mañana habrá una marca morada, me pongo un analgésico en la boca y abro el grifo del lavabo y me acerco bebiendo un poco de agua, salgo del baño, tomo la computadora portátil y me siento en una silla, tratando de ponerme lo más cómodo posible.

Meses a tu lado EspañolWhere stories live. Discover now