Capítulo 21

55 5 39
                                    

"Tenemos un secreto fantástico. — le dije. — Solo sé de ti lo que sé a través de mí."

— Anaïs Nin.
________________________________

Ellie

Julia, Julieta, da igual cómo se llamará; la verdad es que me importaba una mierda. No quería admitirlo, hasta era estúpido pensar, pero estaba celosa y me sentía miserable por ello. Estaba más claro que el agua que se conocían desde hace mucho. Me pregunto desde cuándo. "Necesito relajarme, podrían ser amigos." pienso. Me estaba metiendo en un bucle que no me ayudaba en absoluto. Es decir, Sven y yo no teníamos nada.

— Aquí tienes. — dice alguien detrás de mí. Me giro en el taburete y veo al señor Mark colocando dos tazas humeantes de café negro sobre la barra.

— Gracias, señor Mark. — respondo con amabilidad, acercándome a una taza color turquesa que, sin exagerar, debe tener al menos cuatrocientos mililitros.

— De nada, cariño. Y por favor, no me llames señor, solo Mark. Al fin y al cabo, estamos entre amigos, ¿no? — contesta con una sonrisa, haciéndome sentir más cómoda. — Entonces, ¿cómo os conocisteis?

No hace falta ser un genio para saber de quién está hablando. Respiro hondo y pienso en lo que voy a decir al padre de Sven, no quiero meter la pata. "Vamos, Ellie, eres tú, y tú siempre metes la pata." dice mi conciencia.

— Instituto. — me limito a decir.

— ¿Ah, sí? — responde Mark con un tono casual y cierta curiosidad. — No sabía que Sven había vuelto a estudiar, eso es bueno, teniendo en cuenta... — se corta, quedándose pensativo y sin completar la frase.

"¿Cómo que su padre no sabe que va al instituto? ¿No viven juntos? ¿Y por qué?" Me pregunto. "Parecen tan cercanos, o ¿fue todo una actuación?" Estas son algunas de las miles de preguntas que me hago mentalmente.

— ¿Teniendo en cuenta qué? — insisto, sin mucha sutileza.

— No te lo ha dicho, ¿verdad? — escucho que decir en un tono casi inaudible. Al darse cuenta de su postura, se corrige y vuelve al tono juguetón de antes. — Bueno, me alegro de que tenga una amiga. Sven puede ser un tipo duro, pero es un buen chico, te lo aseguro.

— Parece que tenías hambre, eh. — dice una voz que la reconocería entre un millón de voces.

No sé por qué, pero tenía ganas de gritarle y decirle que, si no hubiera estado con esa chica, podríamos haber comido juntos. Sin embargo, decidí morderme la lengua; después de todo, he sido yo quien ha creado toda una película debido a este sentimiento intruso.

— Sí. — contesto algo incómoda al ver que la chica coloca uno de sus brazos sobre los hombros de Sven. — Estas magdalenas son irresistibles, y además, el señor Mark es una gran compañía.

"No puedo creer que estoy ... no, no estoy, eso es cosa de mi cabeza." — pienso.

— Por eso son mis favoritas de toda la vida, así que de nada. — dice él con una sonrisa traviesa.

— Sí, claro. — digo, poniendo los ojos en blanco. — Ya empezaste con la egolandia.

Él lentamente se acerca a donde estoy, y coloca su boca a la altura de mi oreja, inundándome con una corriente eléctrica, no sabía si lo hacía a propósito a pesar de que, Sven sabía cómo ponerme nerviosa, no quería admitirlo pero, me gustaba esta sensación de peligro y placer a la vez.

— No es por presumir ni nada... pero ayer, si no me falla la memoria, te gustaba todo lo que te hacía.

¿Acaso quiere matarme de un infarto o qué? Estaba comiendo normalmente cuando, de pronto, me atraganto con un trozo de pan. Empiezo a toser y a ahogarme. Morir aquí tal vez sería lo mejor que me podría pasar en este momento. Me quedé pensando en cuántos minutos me quedaban de vida. Sin embargo, desafortunadamente, Sven empieza a darme palmadas en la espalda. Entonces, cogí la taza de café y bebí un poco del líquido caliente. Por fin, el pequeño trozo asesino bajó.

Meses a tu lado EspañolWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu