Capítulo 5

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Tiana se ha asegurado que despierte temprano, así que, sin que yo me diera cuenta, programo un despertador para que me levantara a las 6:00hrs. Debió ponerla un Avox anoche. El despertador sonó tan fuerte que casi caigo de la cama. A regañadientes me levante, fui al baño y tome una ducha rápida. Al salir del baño vi que en mi cama estaba el atuendo que tenia que usar en los entrenamientos: Una camisa negra de mangas cortas que decía 11 en letras plateadas, en la parte posterior de la camisa, y unos pantalones con una tela flexible y ajustada a mi piel de color negro. Mire a ambos lado y camine lentamente hacia mi ropa. Otra vez pienso que debió ser un Avox que lo puso allí, son tan sigilosos y callados, pero, claro que lo son, no tienen lengua. Al vestirme voy directo al comedor, todos están allí sentados y ya estaban desayunando.

—¡Hey! —Reclamo—. ¿Por qué no me esperaron?

—Pensé que te levantarías más tarde —me dice Tiana—. No creí que ese despertador funcionara.

—Y si que funciono, quiero decir, casi caigo de la cama. —Tiana sonrió, sintiéndose victoriosa, eso quiere decir que encontró la manera de despertarme temprano. Rayos.

Me senté y empecé a desayunar: huevos revueltos y un poco de pan tostado.

—El entrenamiento comienza a las 10:00hrs —dice Tiana, leyendo su pequeña libreta y llevando un trozo de pan a su boca.

—Olvide preguntarles —intervino Jeffrey, habla tanto con nosotros que ya hasta olvide su voz—. ¿Para qué son buenos? Quiero decir, ¿Cuál es su especialidad?

—Creo que lo mío son los cuchillos —digo, sin titubear—, es por eso que votaron por mí, o eso me dijeron.

—¿Y tú? —Jeff volteo a ver a Sean.

—Pues, soy fuerte. —noto un nerviosismo en su voz.

—¿Y qué más? —Pregunta Jeff. Sean piensa mucho.

—Puede que sea bueno con el hacha, en mi casa yo cortaba la leña cuando hacia frio.

—Bien. —solo eso comenta. Mira al vacio y luego dice—: Pulan sus talentos, pero dejen lo mejor para el final. Intenten otras cosas. Cómo hacer una fogata, qué plantas pueden comer…

—Eso ya lo sabemos —interrumpo. Jeff me ve irritado, creo que tengo la mala costumbre de interrumpir.

—Entonces hagan otras cosas. —Termina de decir y se retira.

—Amanda… —comienza a decir Sean, pero alzo una mano y lo detengo.

—Si es para disculparte por lo de anoche, ahórratelo, ya pasó.

—No es eso, quería decirte que…

—¡Dios mío! —un fuerte chillido por parte de Tiana nos interrumpió. Sean cerró los ojos, frustrado por no poder hablar—. ¡Miren la hora! 10:08 am. ¡Llegaran tarde! Apresúrense.

Nos condujo, o mejor dicho, nos empujo hasta el elevador, presiono un botón y el elevador empezó a descender. Al llegar a la sala de entrenamientos, por suerte de Tiana, no éramos los últimos en llegar. Solo había unos 12 tributos. La sala era muy grande y estaba dividida en estaciones: en una te enseñaban a hacer sogas; en otras, combate cuerpo a cuerpo, y así.  Tiana nos abrazo y regresó al elevador.

Una vez los 24 tributos estábamos en la sala, una mujer empezó a hablarnos sobre las reglas de los entrenamientos: una de ellas era no lastimar o matar a los otros tributos durante los entrenamientos. Después de haber dicho todo eso cada quien fue a una estación. Volteé alrededor y vi a los profesionales, solo estaban la pareja del 1, la del 2 y la chica del 4. Seguí viendo alrededor y vi a Sean, que se dirigía hacia mí.

Distrito 11: el primer Vasallaje de los 25.Where stories live. Discover now