Capítulo 9

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-¿América? ¿Irás a América? - preguntó (T/N) acariciando un gato negro mientras veía como Sebastian empacaba unas cosas en una canasta.

-¿No crees que ya es hora de tener otra ayuda? - le respondió con otra pregunta asegurándose de que todo lo necesario estuviera impecable, como siempre.

-¿Y si me llevas? Siempre he querido visitar América, dicen que apesar que son algo estrictos, tiene lugares muy bonitos.

-Tal vez otro día, uno donde no tengamos que estar sirviendo al joven amo, te prometo que te llevaré hasta en todos los rincones del mundo que tu desees - sus palabras eran sinceras, quería consentir a su dama, pero en esa ocasión lo primordial era encontrar otro ayudante para la mansión.

-Para ese entonces ya estaré muerta. Cielito va querer que le sirvas hasta incluso cuando el ya no este en el mundo - rio divertida al pensar en eso.

-Pero siempre tendré a mi favorita a quien servir - y terminando de decir eso, sacó un ramo de claveles blancos, entregándole aquel ramo a la rojiza - si quieres podrías pasarme al gato para que no tenga problema de admirar las flores.

-Ya decía yo porque estabas tan romántico - pero no tuvo problema, le pasó el minino al mayordomo siendo recibido gustosamente por este último, en cuanto a (T/N), si empezó admirar las flores - son muy hermosas, gracias Sebastian.

-Seré romántico siempre con usted si así usted lo desea, no quiero incomodarla después de todo.

-No, me gusta como eres. Así estoy bien querido.

-Me gustaría seguir charlando, my lady, pero tengo que irme si no quiero que la cena se haga todo un desastre.

-No confías en mis habilidades en la cocina ¿verdad? - preguntó fingiendo estar ofendida.

-Yo confío en lo que mi amada sabe hacer en la cocina, pero no confío por los quienes tiene de ayudante. No quiero que vuelvan a romper otro plato - ante eso, arrugó la nariz en modo de molestia.

-Despreocupate por eso cariño, meteré mano dura si es necesario. Me gusta consentir a Finni y a Mey-Rin pero también tengo mi lado estricto - dejando su lado burlesco, habló con algo seriedad, no le duró mucho al recibir un jaloneo en sus mejillas.

-Prefiero a mi señorita alegre - y soltando sus mejillas prosiguió a depositar al gato en el suelo y tomar de la barbilla a la ojinegra - te encargó al joven amo y los chicos - terminó de hablar al depositar un tierno beso en los labios de su amada, ¿de verdad este era él? - nos vemos luego.

-Esta bien, no hay nada de que preocuparse.

El azabache acarició una última vez la cabellera de la joven brindándole una sonrisa tranquila, y de la nada se fue dejando a la Evans sola en el invernadero, lugar donde se encontraban.

-Es hora de empezar el trabajo - le dio un vistazo a las flores, oliendolas quedó maravillada por aquel aroma que daba - si que te encanta consentirme.

-¡Señorita (T/N)! / ¡(T/N)! - la voz de el jardinero y la doncella se hicieron sonar por todo el lugar dejando casi sorda a la nombrada.

-¿Finni? ¿Mey-Rin? ¿Qué sucede? - apenas terminó su pregunta y los otros dos se abalanzaron contra ella en lo que soltaba lágrimas, algo malo hicieron y de eso estaba segura la chica.

-Quemamos por accidente el pastel del Bocchan que usted hizo - comentó primero Finnian.

-Y el joven amo no nos hace caso para que vaya a desayunar - por lo visto, hoy tenía que tener mano dura.

-Esta bien, hagamos que Cielito tenga que comer para crecer - esto lo dijo con una sonrisa tranquila, demasiado tranquila pero sus compañeros que la veían notaban rara esa sonrisa - bien, manos a la obra.
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La hora del té había llegado junto con Sebastian, que caminaba tranquilamente hacia las puertas de la mansión Phantomhive. Había dejado un boleto de América a Gran Bretaña a un soldado que encontró en una cueva, escuchó rumores de que ese hombre era un gran soldado de élite a la hora del combate, no vendría mal sus habilidades para su amo.

Cheri Cheri Lady |Sebastian Michaelis X Lectora|Where stories live. Discover now