Capítulo 8

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El sol estaba en su gran punto y que mejor que las siembras de los terrenos de Ciel Phantomhive dieran sus frutos. Tanto la ama de llaves y el mayordomo se encontraban cerca del invernadero viendo las cosechas del día comprobando que cada planta dio lo mejor en ese año.

-Sin duda alguna tanto como Finnian y tú tienen buena mano con la tierra - comentó (T/N) al contemplar las zanahorias del lugar - a mi la tierra me odia, ninguna plantita creció cuando yo era la encargada de esta zona.

-Es cosa de saber como hacerlo y cuidarlas bien querida - contestó el masculino viendo como la pelirroja tomaba algunas siembras para depositarlas en la canasta que el cargaba - estos días de soles han sido de beneficio para nuestras tierras y una gran ventaja.

-Ni que lo digas. Madame Red me ha dicho que ella y otros nobles no corren con la misma suerte - sonrió para si misma recordando el rostro de la mujer quejándose de sus tierras y Grell intentando tranquilizarla.

-¡Señor Sebastian! ¡Señorita (T/N)! ¡Miren, miren. Ya brotaron los guisantes! - el joven jardinero se acercaba a ellos con su canasta señalando aquellas plantas.

Cabe mencionar que Finnian en un principio le molestaba tener el tatuaje del número en su nuca, así que Ciel le regaló un sombrero de paja donde ocultaba esa marca. Y a decir verdad, ama tanto ese sombrero que cada día se aseguraba que estuviera impecable sin ninguna grieta o algo por estilo.

-Una buena siembra para ser tu primer año, Finni. Me alegro que aprovecharámos el fertilizante que los aldeanos nos dieron - dijo Sebastian hacia el menor en lo que se acerca hasta él acompañado de (T/N).

-¡Wah! Esta planta también da habichuelas ¿no? - los ojos de Finnian se iluminaron al ver la planta de los guisantes pero esa ilusión se fue al caño por la respuesta del mayor.

-Claro que no. ¿Dónde leíste eso?.

La Evans se aproximó hasta el jardinero mientras sacaba de sus bolsillos unas semillas mostrándole hacia el menor.

-Las habichuelas tienen su propia planta y estas son sus semillas ¿te gustaría plantarlas? - le preguntó siendo contestada por varios asentimiento de Finni.

-¡SI! Quiero plantar todas las que pueda para que sea del agrado del joven amo.

-Entonces deje que te ayude, no vayas aplastarlas en algún movimiento involuntario - Sebastian se inclinó hasta quedar a la medida de los otros dos empezando a indicarle al rubio como plantar ese semilla.

Pero había algo de lo que no se percataban, y es que desde lo lejos una figura "masculina" los vigilaba con su gran vista de búho cuestionandose en donde estaban los mercenarios con lo que acabaron la vida de muchos de sus otros "compañeros" si a esos tipos que le maltrataban o burlaban merecían tener ese título. Lo único que encontró era al jardinero, la ama de llaves y el mayordomo como si nada, tendría que quedarse más días de lo que esperaba en alguna señal de lo que era su objetivo.

Una semana pasó desde aquel día, ahora ya no era soleado si no que lo contrario pues la gran capa de agua en forma de gotas abundaban sobre el lugar. Desde la tarde la lluvia no paraba y así siguió hasta lo noche, (T/N) miraba a través de la ventana como caía cada gota de agua, ese clima le traía buenos recuerdos pues fue en un día lluvioso que conoció a la pareja Phantomhive y sin eso no hubiera trabajado para ellos.

Sintió algo colocarse sobre sus hombros percatandose de la presencia de Sebastian que había colocado su saco negro sobre sus hombros brindándole aquel calor a su cuerpo algo frío.

-No sería bueno que la ama de llaves de los Phantomhive se enfermara por el cambio de clima - habló de manera suave el demonio a ella acariciando sus hombros por encima de la ropa relajandola en el proceso - estabas algo tensa.

Cheri Cheri Lady |Sebastian Michaelis X Lectora|Where stories live. Discover now