Capítulo 26

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Las siguientes semanas, la relación de Jungkook y Jimin se fue afianzando, hasta el punto de tener a Jungkook algo descolocado.

Lo que al principio había pensado que no era más que una fortísima atracción física por ese chico, poco a poco se iba convirtiendo en algo que le calentaba el alma.

Sabía que no lo amaba como el desearía que lo hiciera, pero aún no tenía un nombre para ese sentimiento que estaba empezando a sentir.

Jimin no se había mudado a su departamento oficialmente, pero Jungkook creía que la diferencia era muy poca.

Dormía con él cada noche y volvía allí cada tarde al salir de la empresa. Viajaban juntos cada mañana, aunque intentaban no entrar juntos ya que aún no habían hecho pública su relación en la empresa.

Se habían cumplido ya tres meses desde que habían comenzado su relación y Jungkook estaba ansioso por dejar de ocultarse.

Eun Woo y Lisa aún no sabían de su relación con el abogado, pero si les había explicado sobre su ruptura con Soobin, además de que había conocido a alguien con quien estaba teniendo una relación.

Por supuesto que a sus hijos no les había supuesto ningún tipo de malestar, ya que nunca se habían sentido especialmente ligados a su anterior novio, y tampoco sentían especial curiosidad por conocer al nuevo novio de su padre.

Lisa, finalmente había acabado la universidad y tenía previsto, aunque con gran descontento, incorporarse a trabajar en Jeon después de haberse tomado un par de semanas de vacaciones para visitar París y la costa francesa, y en sólo un par de días se sumaría al equipo del departamento de marketing de la empresa familiar. No es que estuviera muy entusiasmada con la idea pero su padre había sido inflexible, y por primera vez en veinticinco años, Na Ra, su madre, no había intercedido por ella.

Por primera vez en mucho tiempo, Jungkook se sentía completamente satisfecho con su vida y lo que le estaba sucediendo, y no había nada que disfrutara más que compartir el tiempo con su novio.

Jimin estaba ya en la cama una noche cuando Jungkook entró en la habitación. Se había visto obligado a llevarse trabajo a casa y después de cenar se había sentado frente a su ordenador para intentar cuadrar unos informes.

Jimin estaba precioso cubierto por su un tanto ridícula pijama de Bob Esponja, leía el último libro que se había traído de su casa.

Jungkook se desvistió y se preparó para dormir, antes de colarse bajo las mantas junto a él.

—¿Qué lees? —preguntó recostando su cabeza sobre el vientre del chico.

Adoraba ese momento, en el que Jimin leía mientras enredaba sus dedos en los cabellos de él y masajeaba su cabeza dando suaves tirones a los mechones de su pelo.

—Un libro de fragmentos de John Donne.

—¿Es bueno?

—Mucho —aseguró.

—Léeme —pidió sintiéndose somnoliento pero increíblemente cómodo.

Jimin pasó algunas páginas y leyó para él.

— Es cierto, es ya de día, ¿y a nosotros qué nos importa?, ¿Piensas levantarte de nuestra cama?, ¿Por qué, porque hay luz? ¿Nos acostamos porque anochecía? Amor, que aquí nos trajo a pesar de la noche, debiera mantenernos juntos pese al día.

Jungkook sonrió.

—Me gusta ese hombre. —sentenció cogiendo el libro de las manos de Jimin.

Su sonrisa se acrecentó cuando vislumbró el siguiente poema que había en esa página.

Seducción prohibida Where stories live. Discover now