Capítulo 8

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La noche fue bastante dura para ambos.

La frustración les alteró el sueño, y ambos por igual se sentían furiosos.

Pero ninguno pensaba actuar en consecuencia.

Jimin se había sentido humillado la noche anterior cuando Jungkook, mirándolo como si fuera un niñito, había insinuado no sentir el menor deseo por él.

Ambos sabían que eso no era cierto, pero Jimin decidió que no podía ponerse en el papel de pequeño caprichoso dispuesto a hacer cualquier cosa por obtener lo que quiere, así que decidió cambiar su estrategia.

En vez de bajar a desayunar arriesgándose a encontrarse con Jungkook, decidió ducharse y salir del hotel.

Su reunión de negocios estaba fijada para primera hora de la tarde, así que después de dejarle un mensaje a Jungkook en la recepción del hotel, salió para dar un paseo por la ciudad.

Desayunó en una cafetería de la plaza Höchster Schloßplatz y se dedicó a recorrer la ciudad antes de volver al hotel, donde se duchó, pidió su almuerzo al servicio de habitaciones, y se preparó para la reunión con los directivos de la naviera.

Haciendo acopio de dignidad, llamó al teléfono de la habitación de Jungkook y éste le dijo que pasaría a buscarlo diez minutos después.

Cuando abrió la puerta, allí estaba él. Con el cabello húmedo, prueba de que acababa de salir de la ducha, enfundado en un traje gris y con una corbata negra, le excitaba insoportablemente.

Pero Jungkook no lo tenía mejor.

Después de haberse excitado la noche anterior, teniendo al chico delante suyo en jeans y camiseta, volver a ver su precioso cuerpo bajo la tela de un perfecto traje, le había puesto duro.

Bufó pensando que haberse masturbado en la ducha pensando en el diez minutos antes, no le había ayudado tanto como había pensado que lo haría.

—Así que saliste a recorrer la ciudad —dijo cuando caminaban hacia los ascensores.

—Sí, quise relajarme un poco antes de mi primera reunión de negocios.

—Estarás genial —dijo buscando tranquilizarlo —Ya lo verás.

—Eso espero —reconoció cuando la puerta del ascensor se abrió ante ellos.

De él bajaron los jóvenes que el día anterior habían estado besándose frente a ellos. Les dedicaron una mirada risueña y corrieron por el pasillo rumbo a las habitaciones.

Ni Jimin ni Jungkook se atrevieron a decir palabra, pero cuando las puertas del ascensor se cerraron, Jungkook se sintió obligado a hablar.

—Jimin —le llamó y él se volteó hacia él —Siento mucho lo que sucedió ayer.

—No tienes que preocuparte.

—Sí me preocupa, porque tú y yo vamos a viajar mucho juntos de aquí en más y no quisiera que nuestra relación laboral se resintiera, por un malentendido.

—No te preocupes. No hay problema.

—¿De verdad?

—Completamente. —sonrió sintiéndose frustrado —Está olvidado.

—Bien. Me alegra que así sea. Ya sabes que sería una tontería pensar en que tú y yo nos pudiéramos involucrar de alguna forma —aseguró aunque muy poco convencido de sus palabras.

—Lo sé. Lo entiendo —aseguró.

—Entonces ¿amigos otra vez? —sonrió él estirando la mano hacia él.

Seducción prohibida Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu