Capítulo 16 | Megan

233 35 3
                                    


Mi corazón está acelerado, mucho más de lo normal y mis manos están temblando. Intento limpiar el sudor con mis jeans, pero no funciona. No solo estoy asustada por confesarme a Ethan, me aterra que pronto tendré que irme, y no sé si volveré.

Últimamente mis pensamientos están desordenados, todas las situaciones están uniéndose, llegando al punto de confundirme. Pero sé que llegó el momento. Mentir está mal, ocultar las cosas también, incluso si en un inicio es con la intención de evitarle un daño a alguien. La verdad siempre será la mejor salida, sin importar cuánto duela.

No sé cómo comenzar, no puedo decirle de forma casual: "Hey, Ethan, pasa que te he estado ocultando por dieciocho meses que tengo cáncer. La otra semana debo tomar un vuelo para comenzar un tratamiento porque se puso peor, pero no te enojes, por favor".

No hay ningún orden que pudiese seguir y tampoco es que tenga mucha experiencia con esto. Solo quiero sacarlo de mi pecho y mi corazón.

Soy de las personas que, si tiene un secreto guardado para sí mismo, solo puede durar unos cuantos días porque me siento culpable y me carcome en la cabeza el sentimiento de esconder. Por eso, desde chica, mis padres conocen cada detalle de mí, nunca olvidaba algo para mencionarles. Y sé que debo contárselo a él, ya esperó demasiado, y no sé si tenga más tiempo que seguir posponiéndolo. Únicamente me queda esperar que pueda perdonarme algún día.

Visualizo a Ethan.

Está cruzando la calle y me mira con una gran sonrisa. Ayer, en medio de nuestra charla, me había comentado que necesitaba decirme algo importante, esa fue la señal. Supe que era mi oportunidad para confesárselo y dejar el secreto a un lado. Solo espero que esto no vuelva a oscurecer su mirada, que arruine todo lo que ha progresado, porque no lo soportaría.

- Hola, preciosa- me saluda mientras besa mi mejilla.

- ¿Qué tal, Ethan? Así que, ¿quién empieza?- Como siempre, voy directa al punto. Además, los nervios no me dejan disimular muy bien. No puedo evitar morderme el labio, la ansiedad me está carcomiendo.

- Creo que hablaré primero, porque si no lo hago en este momento, toda la valentía que tanto me costó reunir se habrá desperdiciado- Después de una leve pausa, absorbiéndome con su mirada y quitándome el suspiro de la boca, continúa-: Escucha, Meg. Desde el primer momento en que cruzamos miradas, supe que eras diferente. Tu forma de tratarme, tu entusiasmo, la manera en que esquivas mi flirteo, tu modo de ver las cosas, tu pasión por ayudar, eres única. Cuando escuchaste cada confesión sin juzgarme, cuando cenamos pizza aquella vez, cuando por poco provocas que nos sacaran del auditorio, cuando nos empapamos aquel día de lluvia ¡Por Dios, Meg! Simplemente cuando me ofreciste tu mano, fue como si me ofrecieras el mundo entero.

Lo sabía. De alguna forma, lo veía venir. Pero no quiero aceptarlo y volverlo real. Más en estas circunstancias, no es momento para este tipo de confesiones. Aún no he aclarado mi mente para saber lo que siento.

Sin embargo, sus palabras causaron un efecto en mí que no esperaba, mi corazón sigue acelerándose, logrando poner en duda si ese sería un problema. No quiero ilusionarlo, más si aún no tengo seguridad de que volveré. No creo que mi respuesta sea lo que él espera escuchar, pero tampoco quiero herirlo. Lo quiero demasiado, se ha vuelto muy importante para mí. Y verlo, mirándome de esa manera tan dulce y sincera, me rompe el corazón. Siento cada punzón, cada mirada atraviesa un nuevo lugar.

- Me gustas, Meg, realmente lo haces- Solo lo puedo observar, inclusive no parpadeo. Se ve muy guapo y feliz. No puedo creer que seré yo la que arruinará eso. No lo había planeado, pero lamentablemente no puedo evitarlo.

Estaba meditando con qué palabras proceder, cuando, en tan solo un segundo, Ethan acorta la distancia que nos separa y siento sus labios chocar contra los míos.

Me pongo rígida al instante.

Lo había imaginado antes, imaginaba cómo sería besarlo. No siento mariposas, pero tengo la sensación de que el corazón se me saldrá del pecho de un momento a otro. Puedo percibir la humedad de sus labios y cómo se mueven contra los míos aún estáticos, su aliento choca contra mi piel y su calor es realmente cómodo, no puedo alejarme. El aliento escapa de mis pulmones y de repente, olvido cómo respirar.

Lágrimas. Eso es lo que brota de mí, en medio del beso. Las lágrimas más pesadas y dolorosas. Unos segundos después, cuando Ethan comprende de dónde viene el sabor salado, se aparta de inmediato. Entonces sollozo y me rompo.

Ethan se arrodilla a mi lado inmediatamente y no me doy cuenta en qué momento me topé con el suelo.

- Me asustas, Meg. ¿Qué ocurre?- Puedo escuchar el temor en su voz, incluso veo el mío reflejado en sus ojos.

- Ethan, tengo algo que confesarte. Necesito que me prometas que intentarás no odiarme, ¿vale? Al menos que tratarás de perdonarme algún día- digo con la voz entrecortada por el llanto y el dolor.

- Si es por el beso, entiendo. No sientes lo mismo, simplemente malinterpreté la situación y me aproveché- Baja la mirada a nuestras manos y puedo sentir cómo se encoje.

- No es eso. De hecho, ese no debería ser un tema importante en este preciso momento- Una palabra a la vez, Meg-. Ethan..., tengo cáncer.

Así de rápido lo solté. Con la intención de que ningún otro sollozo interrumpiera mi oración.

Él me mira incrédulo, como si no pudiese procesar esa palabra. Después veo cómo sus hombros caen y me dedica una mirada dolida, una llena de aflicción y pena. Me afecta tanto que, por un segundo, me imagino acariciar suavemente su rostro diciéndole que todo es un sueño, que no debe preocuparse por nada, pero, lamentablemente, no puede ser así. Lo quiero demasiado y merece saber la verdad.

- Lo sé, no debes decirlo. No tenía derecho a ocultártelo, pero cuando me enteré sobre lo de tu madre, simplemente me acobardé. Supuse que, si te contaba, entonces nunca podrías superarlo, seguirías culpando a Dios o a la enfermedad por aparecer de una u otra forma en tu vida- No dice nada. Me ubico en una posición más cómoda, lo miro directamente a los ojos, rogando por su compresión, y prosigo-: No fue justo para ti, pero estábamos avanzando, estabas avanzando, ¿verdad? Eres muy importante para mí, quieras creerlo o no. Y sabía que, si te contaba, las cosas se complicarían. No estaríamos así, no seríamos así.

» Quita esa mirada, por favor. No la he pasado mal ¿vale? Es mi culpa, debí suponer que querrías saber, lamento no haber tomado la decisión correcta. En una semana tendré que irme para un tratamiento distinto. Ha sido un largo camino para mí, en su mayoría no me he sentido mal o enferma, pero en este momento estoy un poco débil. No es una excusa, puedes tardar en perdonarme, puedes culparme. Pero no vuelvas a derrumbarte, por favor. Todo menos eso. Lo siento por contarte tan tarde, Ethan, yo no quería lastimarte de ninguna manera, es lo que menos quiero.

Duele. Me aflige la forma en la que me mira.

Sé que es mi culpa. Pero si él lo hubiese sabido, no habría avanzado tanto y no habríamos pasado momentos tan especiales como lo hicimos. Ya no puedo cambiar el pasado, solo aprender de los errores y aceptar las consecuencias. Solamente puedo esperar que algún día pueda perdonarme y seguir adelante.

Porque nada me haría más triste que ver su mirada oscurecer, que su corazón vuelva a romperse, o peor aún, que su alma esté vacía. No estoy dispuesta a aceptar que todo lo que hemos vivido se arruine tras unos pocos segundos.

Le regalo una triste y pequeña sonrisa. Es lo único que le puedo dar en este momento. No solamente la situación me deja frágil, mi cuerpo no me está ayudando mucho.

- Lo siento otra vez, Ethan- digo mientras me levanto lentamente, apoyando mis manos sobre el suelo y haciendo uso de la poca fuerza existente para ponerme en pie- Tengo que volver a casa, pero espero que podamos hablar antes de que me vaya.

No dice nada.

No sé qué está pensando.

Su mirada es tan vacía en este momento.

- Te quiero, Ethan- Me empiezo a alejar y no puedo evitar susurrar-: Por favor, no dejes que se derrumbe, no otra vez.

Entonces salí de allí. Lo más rápido que pude.

La persona correcta en el momento perfectoWhere stories live. Discover now