Cientos de niñas viven felices con sus padres, juegan, les dan regalos cada navidad, la vida de Rachel no fue así. Siempre ayudó a su madre a trabajar y poder salir a delante. Su vida se vino a bajó cuando su madre fallece, busca Cientos de trabajo...
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Invitada a una cena. • • • •
El vuelo fue demasiado cansado, aburrido y quiero agregarle un poco de "Drama". Cuando llegue al aeropuerto, y Victoria me vio, casi le da un infarto. No le agradó la idea de que yo viajará con ellos, pero marcus le dejo en claro que solo vine por "Trabajo". Cosa que es falso.
Antes de instalarnos a nuestros cuartos, victoria quería compartir cuarto con marcus, se lo negó varias veces. Lo peor de todo es que se comportaba como una niña para que le dijera el "Sí, vamos a dormir juntos", cosa que marcus se lo negó. Y con solo mirarla feo, Victoria se calló.
Llegamos por fin a nuestro cuarto, el botón del hotel nos ayudó a llevar nuestros equipajes al cuarto. Entramos. Vaya, que sorpresa, el cuarto es muy grande con dos camas y una vista al mar.
—Rachel, dime que estoy soñando— jess pasa sus dedos en sus ojos—. El hotel está precioso y de cinco estrellas. ¡Estoy soñando!.
—Yo también creo lo mismo.— termino de llevar mi maleta a la cama—.
—¡Rcahel!. Necesito que vengas a ver el baño— me acerco a la puerta del baño—. ¿Qué le hiciste a ese hombre?.
Hermanita, hago maravillas con el.
—Pues... solo me trajo para trabajar. Obviamente tenia que pagar un cuarto así de lujoso.
—Pero el baño es diez veces, más grande que el de nosotras. Mira, en la regadera pueden entrar más de tres personas.
—Bueno, tampoco exageres— sigo terminando de desempacar mis cosas y colgar mi ropa en el clóset—. Sé qué esto nunca se vive; para los pobres. Tenemos que disfrutar la semana.
—Sí, si. Bueno, hermanita. Yo me voy a duchar y ponerme un traje de baño, por que ni loca me quedo aquí.— rápido saca cosas de su maleta y se mete al baño—.
—Exagerada— murmuro—.
Busco un bañador y lo dejo en la cama. La maleta la dejo a un lado de la cama, para que no haga estorbo. Camino al balcón, pero primero abro la ventana enorme corrediza, para poder salir a tomar aire fresco. Me siento en unas de las sillas y la rica brisa recorre por mi fosas nasales. Siento ese perfume que me trae loca, el hombre que me asfixia, el hombre que deseo y por cual me mojo.
Cierro mis ojos, llevo mi mano a mi cuello y lo tallo con delicadeza.
—¿Necesitas ayuda, muñeca?— susurra en mi oído—.¿Quieres que te ayude acariciar ese hermoso cuerpo?.
Su dedo recorre mi hombro hasta llegar a mi mano, de nuevo lleva mi mano a mi cuello. Mis ojos siguen cerrados, quiero disfrutar de esto. Ahora mi mano baja lentamente por mi pecho, abdomen y por último, llega másabajo de mi ombligo. Llevo pantalones puestos, así que desabrocha los botones.
