— ¿Qué tal te sientes?

—Como si me hubiesen pateado unos diez elefantes —me contesta, mientras se frota sus ojos con las manos en un intento por espabilarse.

—No haces una buena combinación con el alcohol.

Dae levanta una ceja y me dedica una mirada cargada de indignación.

— ¿Tú sí?

—Puedo decirte todo lo que hice anoche, nada se borra de mi mente aunque tome veinte litros de alcohol —replico, con aire victorioso y una expresión de superioridad.

Su semblante es de lo más divertido, pues me da a entender que me detesta en este preciso instante.

Mi prima se levanta de la cama y se pasea por toda la habitación del hotel hasta dar con sus pantuflas, como acto seguido, se detiene delante del espejo para —intentar— ponerle un orden a su salvaje cabello negro.

De repente, el grito ahogado que brota de su garganta hace que mi corazón dé un brinco y se acelere considerablemente durante un instante.

Mis ojos se detienen en su figura con ligera preocupación. Dae se gira hasta mí, con una expresión horrorizada, y me enseña una sección de su cuello que se encuentra notablemente marcada e hinchada.

— ¡Jeon Jungkook! —Exclama, y no logro descifrar si está enojada, asustada, irritada o todo junto.

Intento ocultar la sonrisa que amenaza con escaparse de mi boca.

—Ese no fui yo —digo, haciendo un gesto con la mano para restarle importancia.

—Me cago en todos tus carajos.

—Ya, ya, ni siquiera se nota —ruedo los ojos agraciadamente—. Ven aquí.

— ¿Qué quieres?

—Voy a marcarte el otro lado, así tu cuello está equilibrado.

Cuando veo que ella se inclina hacia la cama para tomar una almohada luego de mi declaración y arrojarla de lleno contra mi persona, una carcajada se me escapa al darme cuenta de que mis palabras han tenido el efecto deseado.

—No quería maquillarme hoy —me reprocha con molestia.

Ella murmura otro «carajo» antes de regresar a la cama y tomar su teléfono. Como parte de un hábito que ambos compartimos desde siempre, Dae se acomoda apropiadamente para descansar su cabeza en mi abdomen. Acto siguiente, su concentración se vuelca de lleno en revisar sus redes sociales.

Suspiro profundamente y reúno una considerable dosis de valor; si no empiezo a hablar ahora, sé que nunca más lo haré.

—Te mentí.

Un silencio breve se apodera del ambiente.

— ¿De qué hablas? —Pregunta, moviendo un poco la posición de su cabeza para poder mirarme.

Me permito llenar mis pulmones de aire y dejarlo escapar con lentitud antes de continuar.

—Hace dos días, cuando me preguntaste si salía con alguien y yo te dije que no había nadie.

—Oh, interesante —un atisbo de sonrisa se entromete en sus labios—. Continúa.

—Sí hay alguien —digo, y automáticamente un escozor se apodera de mi pecho.

— ¿No te corresponde?

Me toma un momento conseguir la respuesta adecuada a su pregunta. Trago saliva.

—No podemos estar juntos —murmuro, con timidez y pena.

— ¿Por qué no? —Inquiere, curiosa.

—Porque somos incompatibles en cada aspecto.

"Tendencia + Torpeza" (Adap.) «JinKook»Where stories live. Discover now