III

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Cuando vio por primera vez a Jimin en el hospital, jamás se le pasó por la cabeza que después de ese día no podría quitárselo de encima. Y ahora, la curiosidad que lo llevó a leer aquel diario desgastado era la culpable de que no pudiera evitarlo como le gustaría hacerlo.

Pero es que, ¿cómo podría negarse? De una u otra manera él lograba convencerlo de quedarse.

Mientras más lo pensaba, más le desagradaba la idea. Y aunque al principio creyó que Jimin solo lo usaría, resultó siendo la primera persona que se acercó a él sin malas intenciones, demostrándole lo que es un amigo de verdad y lo que es sentirse querido. Porque aunque quisiese mostrarse indiferente ante él, podía sentir las intenciones de Jimin. 

No quería estar solo.

Y él al comprenderlo, supo que quería ayudarlo. Porque él conocía muy bien ese sentimiento.

El atardecer de ese día se dio a conocer con las tonalidades anaranjadas en el cielo; mientras las nubes alrededor del sol que se ocultaba detrás del mar hizo que todo se sintiera aún más agradable.

Detuvo su caminar por un momento, llevando su vista hacia el agua cristalina y a las olas que se rompían apenas y llegaban a la orilla.

Y de nuevo, eso lo hizo pensar en él. En como su vida se rompería frágilmente como una ola azul y que solo constaría de un par de segundos para no volver a verlo.

Jimin le exigía quedarse con él hasta el día de su muerte y eso de un momento a otro le pareció egoísta.

Aparecer de la nada, ganarse el cariño de alguien que jamás había experimentado algo como eso, para después marcharse sin más y dejarlo.

Jimin podía pedirle a Yoongi quedarse,  pero... ¿Yoongi podría pedírselo también?

Sus ojos oscuros se fijaron ahora en Jimin, quien corría descalzo en las orillas del mar, jugando y sonriendo cada vez que el agua tocaba sus pies.

Pensar que alguien como él moriría pronto no tenía sentido. No cuando sus ojos estaban llenos de vida y su sonrisa era más bella que el mismísimo cielo.

Y entonces pensó que prefería ver su sonrisa antes que a los atardeceres. Porque a pesar de que el atardecer detrás del manto azulado era precioso, no podía apartar la mirada de él y de aquel gesto que lo diferenciaba del resto. Y supo que a partir de ese momento no podría imaginarse una puesta de sol sin Jimin sonriendo.

Al igual que fue consciente de que sus pensamientos sacaban a la luz lo que para su corazón era evidente.

Comenzaba a enamorarse. Y supo entonces que estaba perdido, y que aquello no lo llevaría a nada bueno.

Jimin se encontraba en medio de una cuerda que separaba la vida de la muerte y en cualquier momento esta podría romperse.

—Hyung, el agua está muy fresca —llamó, llevándose su completa atención.

—¿Te parece bien ocultárselo a tu mejor amigo? —La pregunta salió de repente, como si le estuviese quemando la lengua desde que comenzó a cuestionárselo.

—No pasa nada... —Acompañó al pelinegro, sentándose a un lado en la arena. Su cabello se levantó por el aire y sus ojos miraron hacia el mar—. Es una persona muy sensible —suspiró, con una débil sonrisa que pronto se transformó en una mueca—, estoy seguro que si se lo cuento se pondrá a llorar cada vez que me vea y... Y eso es lo último que necesito.

Yoongi asintió, recibiendo una sonrisa por parte del rubio.

Aquella sonrisa en la que sus dientes salían a la luz, sus mejillas se abultaban y sus ojos se escondían.

With You|YoonminWhere stories live. Discover now