❝𝐃𝐚𝐦𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐫...❞
Mari ha estado enamorada de Kanan desde hace mucho tiempo, pero parece que el sentimiento no es mutuo y nunca será correspondido.
[ADVERTENCIAS + AVISOS]
- Yuri / GL
- Futa
- Relación tóxica
- Actualizaciones irregulares
"En una noche dónde no estás tú, doy vueltas y vueltas ¿Llegará la noche en la que podamos dormir profundamente juntas? En los días en lo que nada tiene sentido, si estás ahí en algún lugar Sonríeme, mírame a los ojos..."
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Eli mostraba notable enojó en su rostro al ver cómo su hija no daba ninguna buena explicación sobre su tardanza al llegar a casa. Era la primera vez que sucedía, y era lo que más le preocupaba, la idea de que algo le había sucedido paso millones de veces a través de su cabeza. Al igual que la idea de llamar a la policía para que la empezarán a buscar. O eso pensaba.
Hasta que su hija entro por la puerta, notablemente decaída como si hubiera visto a un fantasma, al igual que su cuerpo tambaleaba notablemente a kilómetros. No olía a alcohol y eso era lo raro.
Pero eso no fue impedimento para que le llamara la atención, algo que nunca había hecho, ni siquiera cuando hacía travesuras de niña.
- ¿Sabes que estuve a punto de llamar a la policía para que te buscarán, ¿verdad? - cuestiono la mayor viendo severamente a su menor hija.
- I'm sorry Dad... - Suspiro Mari agachando más su cabeza, era la primera vez que su padre le llamaba la atención - Se me pasó la hora y no pude...- su boca se cerró rápidamente al ser interrumpida.
- No, nada de que se te pasó la hora - interrumpió la mayor tocándose el puente de la nariz - Pude haberte dejado pasar una o incluso dos horas, pero regresaste por el medio día, y para rematar, tu teléfono estaba apagado, ¿Siquiera pensaste en cómo me sentiría si te desapareces de esa forma? - gruño intentando calmarse internamente.
La menor agachó más su cabeza por la vergüenza, Eli nunca le había llamado la atención.
- I'm sorry Dad... - repitió jugando con sus dedos.
- Disculpas no aceptadas - negó con la cabeza.
La menor optó por morderse el labio inferior, jugar más con sus dedos y agachar su cabeza.
Aunque sentía que se lo merecía, se ponía en el lugar de su padre y comprendía su enojo, aceptaría las consecuencias de su irresponsabilidad.
- Estarás castigada, tres meses y no podrás salir a ningún lado - comento firme la mayor - ¿Entendido, Ayase Mari?
La nombrada asintió con la cabeza.
- Bien, ahora ve a tu habitación. Y espero que cuando tú castigo acabe, esto no vuelva a suceder - concluyo la rubia mayor retirándose del lugar, dejando a su hija sola.
