CAPÍTULO 29

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Emily

Tenía todo lo que necesitaba para presentar en la reunión con mi jefe y su madre. Esta bien organizado y muy bien explicado lo que estaba buscando en la colección. Además, tenia una idea, que de seguro les gustaría. Por lo tanto mi animo estaba mas elevado de lo normal.

Salí de mi oficina para tocar la oficina de Harrison, pero Moira me dijo que ya se encontraba en la sala de reuniones. Algo que me estaba raro. Él nunca llegaba primero.

Decido dirigirme hacia la sala de reuniones. A medio camino, me encontré a la señora Harrison caminando hacia la misma sala a la que iba. La salude como siempre que la veía en los pasillos. Me felicito por haber estado durante una semana vistiendo como realmente debería. A la moda.

Entremos juntas, charlando y riendo de algunas cosas. Mi cambio de imagen había sido el tema de la semana. Era una cosa de locos. Jamas pensé ser el centro de atención en ningún lado que iba, pero ahora me había tocado serlo.

Tampoco me gustaba ser la envidia de nadie. No me gustaba que me hicieran malas caras solo por verme algo más arreglada y tener la simpatía de la jefa mayor.

—¿Y por que tantas sonrisas hermosas justas? —dijo Harrison al vernos entrar. La pregunta me hizo sentir algo incomoda. Bastante. Bueno, acalorada.

—Solo hablábamos de su imagen. Se ve bien ¿cierto?

Asintió.

—Muy bien. —Sonrió.

—Les... parece sí comenzamos con la reunión?

—¡Claro! Me muero por ver los diseños que nos has traído. Estaba ansiosa por que este día llegara.

Me encantaba ver cómo se emocionaba sin tan siquiera ver mi trabajo. Eso quería decir que confiaba en mi talento; lo agradecía mucho. Hacia mucho tiempo nadie, a excepción de Lina, había confiado en mi talento.

Acomode mis documentos y les deje a ellos la carpeta. Pedí el portátil para mostrar algo más o menos de lo que estaba buscando en cuanto a textiles. Sabía que se vería muy exigente de mi parte, pero me había tomado la Tereza de diseñar mi propio estampado.

—Bien. ¿Estamos listos? —pregunte como si ellos fueran los que presentarían toda la colección. La señora Harrison lleva sus manos a la cara emocionada. En cambio su hijo, continuaba hojeando la  carpeta. —En la primera foto que encuentran en la carpeta, es este diseño que muestro en pantalla. Esta dividido en patrones. Dividido por varias razones.

—¿Cuales? —preguntó él echándose hacia atrás en la silla.

—La razón por la que dividí el patrón es por que quiero que sea una pieza funcional. O sea, quiero decir: Quiero que esta pieza se pueda usar de diferentes formas, customisable. ¿Que mujer no le gustan las piezas que puedes customizar? La gran mayoría le gusta. Soy una persona que si una pieza la puedo utilizar de diferentes manera, la catalogaría un completo éxito.

—Me agrada la idea. Cuéntame más —dijo ella.

—Se escucha interesante —añadió él.

Continué mostrando todo y explicando cada detalle de lo que buscaba.

La señora Harrison estaba encantada da cosa que mostraba en pantalla y explicaba. Su hijo no decía nada y me preocupaba en cierta forma. ¿Y si no le gustaba nada de lo que mostraba? Solo lo había llamado interesante, pero nada mas luego de ello.

Comenzaba a sentirme muy nerviosa.

Termine todo y decidí darles un tiempo a solas para deliberar un poco todo lo que he presentado.

Querido HarrisonWhere stories live. Discover now