CAPÍTULO 25

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Emily

Tan solo una semana había pasado desde mi regreso, y me estaba volviendo completamente loca.

Ninguna de la telas que habían en el muestrario de telas que el equipo de diseño tenían, me gustaban. Era más de lo mismo y yo solo quería algo muy diferente a lo que antes se había presentado en las colecciones.

Si él quería que su empresa, la empresa de su madre, volviera a tener una alta demanda de ventas; debía aceptar que las ultimas desiciones que había tomado, las había tomado muy mal. Sus decisiones por mero gusto, le costo perdida de dinero; y eso no era nada bueno.

Mientras pensaba en cómo llevar a cabo uno de mis diseños sobre el maniquí. Me fue inevitable no pensar en porque no había lanzado el diseño que haba hecho antes de mi renuncia. ¿Por que lo había dejado de lado? El diseño era más que perfecto. Algo muy diferente. Aun así, no quizo utilizarlo. Pero ¿por que? Quería comprenderlo.

Deje la cosas de lado por un momento. Salí de la oficina para ir a la de él. Toque la puerta pero no obtuve su respuesta.

Me acerque a Moira y pregunte si sabia donde estaba Harrison. Ella negó haberlo visto salir. Ella había estado archivando algunas cosas; por lo tanto era imposible haberlo visto.

Decidí bajar a la cafetería para ir por un te. No tenia ganas de hacerlo yo misma; ademas, el de la cafetería, tenia mejor gusto.

Al llegar a la cafetería, desde la puerta pude distinguir a Harrison y a su madre. Charlaban y tomaban café junto con un bocadillo de acompañante. Tenían una carpeta al otro extremo de la mesa para 4 personas. Así que deduje que la conversación era de trabajo.

Hice la fila para pedir mi te. Una ves lo hice, tome asiento para esperar a que me llamasen.

Mientras esperaba, decidí enviarle un mensaje de texto a Lina. Contactarla por llamada en los últimos días, era muy difícil y lo entendía. Ella cuidando y buscando un medico que pueda ayudarle a su madre con su condición de salud.

Yo me la pasaba trabajando día y noche y cuando me envolvía en ese momento creativo, nada me desenfocaba. Era como si dejara de oír. Por lo tanto era muy difícil para ambas contactarnos una a al otra.

Escuche como la chica a la que le había pedido mi orden, me llamaba. Me levanté y fui por mi té. Pague por él y le agradecí a la chica con una sonrisa antes de girarme para marcharme.

Al girarme, me tropecé con alguien. Cayendo mi té caliente por completo en mi ropa. Casi brinco del dolor del quemazón que me había dado el liquido.

Las manos de la persona se posaron inmediatamente sobre mí luego de lanzar una maldición. Voz que inmediatamente reconocí.

Los ojos de mi jefe se encontraron con los míos al instante que eleve la mirada. Una expresión de sorpresa en su rostro fue my evidente. No se había percatado de que a quien le había derramado aquel liquido caliente, había sido a mí.

Retiro sus manos de mí inmediatamente nos quedamos mirando.

—Disculpa, yo... Realmente no la vi. Venia distraído.

—No se preocupe, yo puedo limpiarme. —Tome una servilleta del mostrador y comencé a frotarlo en mi ropa para que el pedazo de papel absorbiera todo el liquido.

—Limpiarse no hará que esa mancha salga de su ropa. —Saco su billetera y de de allí saco la tarjeta de crédito, la cual me extendió al instante. Me iba a negar, pero insistió. Tuve que aceptarla.

—¿Que paso? —preguntó su madre, una ves se acerco a nosotros.

—He derramado su té sin querer en su ropa. Venia distraído.

Querido HarrisonWhere stories live. Discover now