Capitulo XXIV: Tu Mirada ♥️

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Me quedé en silencio y seguí comiendo sin darle importancia a su presencia.

-Eres muy aburrida Liz -comentó, masticando sus papas como un chivo.

-Eres libre de irte.

Ladeó una sonrisa, -Me encanta tu odiosidad, me pone mucho -guiñó el ojo.

Yo casi suelto un jadeo disgustada.

-Qué pesado eres. Con razón estás soltero ¿Así logras llevarte alguien a la cama?

-Te sorprendería.

-Pues pobre de la que caiga en esa labia barata y vulgar -fui seca. De verdad que es patético.

Para nada como su hermano, Raell si sabía halagar a una mujer con decencia.

-¿Quieres que active mi plan seductor real? Porque estoy tomándote el pelo en realidad -su mirada picardiosa me hizo saber que no mentía.

Reconozco que en cierta forma estaba siendo pesado hace un momento para bromear, pero estoy segura que tiene otras mañas para flirtear y no quería nadar esas aguas.

-Ya te lo dije, amigos o nada -corté su rollo.

-¿Tienes miedo de caer en mi brazos? -retó y sentí un vuelco en mi vientre.

Seducción es seducción y es muy peligroso cuando se tiene cerca.

-Basta ya o me voy y no te hablo más -advertí.

Alzó sus manos en rendición.

-Esta bien, por hoy lo dejaré estar.

-Por hoy, por mañana y por siempre -lo apunté con el dedo.

-Lo que digas... Dulce Liz -sus descarados dedos viajaron por debajo la mesa tocando mi pierna por encima del Jean.

Le di un manotazo y soltó una carcajada.

Presentía que mi vida se volvería complicada con Raiden en ella.

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Llegué a casa luego de clases y aproveche a organizarla, era muy hermosa y merecía estar impecable. Además que así compensaba y atribuía un poco el quedarme aquí.

Limpié mi habitación, el pasillo, la sala, la cocina y cada rincón que pude. No quise ir a la habitación de Raell para no invadir su privacidad, ya luego la ordenare con su permiso. También aproveché para lavar mi ropa y hacer la cena. Sé que será reconfortante para él llegar y tener la cena lista y todo ordenado.

Raiden no daba señales de aparecer y lo agradecía grandemente, no quería tenerlo solo conmigo aquí en la casa. Deseé con todas mis fuerzas que Raell llegara primero.

La cena estuvo lista y me tocó sentarme sola a comer, vi la hora en mi celular y marcaba las nueve. Se me hacía raro que Raell no llegara aún. Marqué su número y lo llamé.

Arriésgate Liz. Where stories live. Discover now