Capitulo XIV: Desde Cero

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Las bocinas resuenan a todo volumen al ritmo de la música electrónica y las luces intermitentes ya me saludan con confianza en la cara.

La noche en el club está igual de movida que siempre, tragos aquí y tragos allá. Lo único bueno es que mis loquillos y Pamela se unieron esta noche y están disfrutando el ambiente de la buena música. Los observo desde mi lugar y están disfrutando en la pista, hasta Tito está muy contento con una chica en su plan cazador. Sonrío divertida negando la cabeza, ese muchacho no tiene arreglo.

Sigo en lo mío y cuando tengo un momento libre me uno como de costumbre con Karen al otro lado de la barra, platicamos un rato y en eso se nos une Tito sofocado. Como no, si se iba a desarmar la cadera en la pista.

—¡Esa chica es tremenda! Necesito hidratación —dijo sediento y Karen sonrió.

—¿Cerveza bien fría?

—¡Eres una diosa adivina! —habló con ella como si se conociesen de toda la vida, a pesar que solo los presenté al principio cuando llegaron.

Ella le fue a buscar la cerveza y cuando se la dio se bebió media botella de un tirón. Si que tenía sed.

—Te dejó sediento la tía esa ah —tire la pulla pícara.

Sonrió igual de perverso, —Tiene unas nalgas esponjosas, ya revisé la mercancía —dio un guiño coqueto.

Karen se carcajeo, —¡Adoro este chico, es de los míos!

—¡Es quien me alegra los días! —lo besé en la mejilla con amor y revoloteo los ojos.

—¡Quieta cabrita! Después me enamoro y termino en la friend zone —bromeó y le di un manotazo en el hombro divertida.

—¡Liz anda a la mesa siete! —indicó Jeremy el encargado y fui juiciosa sin rechistar.

Llegué a la fulana mesa y contuve de rodar los ojos cuando uno de los chicos me ojeo de pies a cabeza, como si fuese un dulce caramelo que devorar. Detestaba estos momentos incómodos, no me gusta que sean tan indiscretos pero trabajo en un club así que debo adaptarme.

—¡Queremos un servicio de Destornilladores y una botella de vocka por favor! —indicó una de las chicas que estaba en el grupo y asentí anotando en mi libreta.

Ella se distrajo hablando con los de la mesa y el mirón me sostuvo el brazo cuando pensaba irme por el pedido.

Lo mire fruncida.

—¡Eres preciosa! —su sonrisa seductora me dio flojera.

—¡Gracias! —alejé mi brazo de su agarre y seguí mi camino a la barra.

¡Que fastidio!

Los chicos eran unos coquetos aquí, ya ni a las meseras dejan trabajar en paz por amor a Dios. Le dejé el pedido a Karen y mientras ella lo tenía listo seguí atendiendo otras mesas, cuando fui con ella de nuevo no me quedó de otra que volver al grupo del fastidioso.

Fui colocando todo sobre la mesa y de repente sentí una nalgada cuando me incliné a dejar la botella de vocka. Colerica y llena de rabia miré al autor de dicha osadía y él sólo me miró como un lobo feroz, comiéndome entera con los ojos. Estuve apunto de darle una bofetada pero recordé que si lo hacía me podían despedir, lo más sensato sería decirle a Jeremy para que se hiciera cargo con los de seguridad.

Me hice camino tras darle una mirada asesina a ese capullo y de repente lo sentí rodeando mi cadera con sus brazos. Chille en el acto y pronto estuve cautiva entre su pecho, su aliento a vocka me desagrado por completo.

—¡Eres una gatita traviesa! Me encantas —susurró entre mi cuello y luché para alejarme.

—¡Sueltame capullo! —forzejee entre sus brazos y se aferraba más a mí.

Arriésgate Liz. Where stories live. Discover now