Parte 11

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El ruido del aire, golpeaba contra las ventanas, peleando por entrar en aquellas rendijas que había. Invadía la casa sin mucho esmero, pues la fogata que había adentro del mismo hogar, evitaba que el frío les molestara.

Sin embargo para Fugo, le fue difícil conciliar el sueño, le era complicado tener su mente en blanco para poder dormir. Ni siquiera pensar en aquella dama, calmaba sus pensamientos.

Se rindio, y desperto.

Se sentó en la cama, respiro agitado, con molestia y en respuesta, notó al mayor de cabellos negros entrar en la habitación. Una pequeña tabla donde llevaba una vela y un vaso con licor de amapola, además de más vendajes.

-¿Te desperté?- preguntita Bucciarati con obviedad, el menor negó. Supuso que era hora de cambiar vendajes.

-Solo..  ¿cómo están los demás?- cambio sus palabras, levantando su camisa y dejando el vendaje al descubierto.

-Desperte a Abbacchio y le ordene que fuera por leña, y Mista se quedó a dormir en la habitación con Giorno, el ya está mejor- contesto Bruno a la pregunta, haciendo ya su labor de limpieza. Quitando los vendajes y dejando la herida al descubierto.

-Significa que ya volvio- continuo Fugo la platica, refiriéndose a Abbacchio, Bruno asintió.

》Y tu también estás sanando rapido- continuo diciendo, dejando que Fugo se recostara en la cama, para iniciar con la cura.

El dúo quedó en silencio, el joven de cabellos negros continuó con su trabajo, dejando un vendaje más pequeño al notar la herida ya cicatrizada.

-Giorno... ¿No ha despertado entonces?- pregunto Fugo tontamente, llamando la atención del mayor, que había terminado, entregándole el vaso con leche de amapola.

-No, ¿por qué?-

-Ayer fui a ver al abuelo Pericolo, para saber a qué es lo que nos enfrentamos- contesto Fugo, tomando el vaso para beber

-¿Descubriste algo?-

-No del todo, pero quisiera hacer algo- respondió, bebiendo otro largo sorbo.

-¿Qué cosa?-

-Que Giorno nos ayude a controlar esa cosa- confesó, tomando más bebida.

-¿De que estas hablando?-  se limitó a decir el pelinegro, siendo interrumpido por un estruendo ruido provocado por las puertas. Llamo la atención del dúo ya despierto, y levanto a aquellos que aún dormían.

-¡Bucciarati!- se oyó la voz femenina, seguido de un ruido en escalones, que hizo al dúo ponerse de pie. El pelinegro salió de la habitación, quien fue rápidamente a descubrir el origen de aquella voz y Fugo que apenas pudo vestir la camisa, le siguió el paso.

-¡Muchachos!- alzo la voz nuevamente la joven, viendo en su camino al pelinegro que la reconoció.

Se escuchó de nuevo la voz de la mujer, donde apenas Fugo pudo mirarla, su expresión asustada, preocupada y Bucciarati sujetándole por los hombros para calmarle, provoco que sintiera un mareo, se reclino contra la pared.

"Nadie ha derrotado un creep, pero él será la excepción" se escuchó una voz dentro de su cabeza, una imagen fugaz y borrosa, pudo verlo, mirar como hablaba por alguien más y un objeto plateado deslizo a través de su cuello, sintió como le apretaron la garganta. Y alrededor, todo, todo en llamas ardió

-¿Fugo? ¡¿Fugo estas bien?!- alzo la voz la mujer, Bucciarati volvió la vista atrás para correr hacia él junto con la joven de cabellos rosas, abrazo al tercero, que se deslizo por la pared hacia el piso. Apenas pudo sentarse en un escalón, cerró los ojos con más fuerza y toco la herida en su cuerpo.

-¿Qué sucede? ¿Está bien?- pregunto Abbacchio al trio, viendo la escena a la distancia, mientras asistían al menor

-Lord Snow... el abuelo Pericolo...- murmuro Fugo entre dientes, y respiro profundo para calmar el repentino dolor que se desvanecía -¿Mi lady.... Abuelo Pericolo esta...?- trato de seguir hablando, pero el joven callo y respiro nuevamente de forma profunda, cruzando la vista con la mujer. Trish quedo en silencio al igual que él, sintió sus ojos humedecer y se limitó a asentir, como si el pudiese leerle la mente a ella.

-¿Qué paso con el abuelo Pericolo?- pregunto Bucciarati, intentando descifrar lo que pasaba, viendo al final a la mujer llorar

-Ya no pudieron hacer nada- les contesto la joven, mientras evitaba ser presa de las emociones, y el joven pelinegro le miraba con más atención. Fugo pudo controlarse, recuperar el control de su ser y su mente, para extender un brazo a la mujer y abrazarla con sutileza

Renaissance (GiornoxMista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora