Un día de sorpresas

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Capítulo 3: Narra Emma

-—¡Alguien ha removido los papeles de la mesa de Spencer! —exclamo y empiezo a buscar por la mesa mi artículo, Dylan y yo llegamos a la oficina para recojer mi mochila antes de ir a clase de arte y cuando entramos en la oficina esta estaba más desordenada, las cartas de la caja estaban revueltas por la mesa de Spencer y no encontraba mi artículo en papel por ninguna parte, ese estaba firmado.

—¡No está! —sollozo y pego un manotazo a las hojas, no esta por ninguna parte. ¡Ahora que voy a hacer!

Dylan deja de mirar por los cajones, se acerca a donde estoy y me agarra por las manos para evitar que siga dándoles manotazos a todas las hojas.

—Emma, tranquilízate, igual se lo ha llevado Spencer. —me dice tratando de calmarme, no lo consigue.

—Spencer ha estado todo el rato con nosotros desde que hemos salido de aqui antes de comer. —sigo sollozando y voy bajando la voz hasta que solo es un murmullo—. Se acabo, Dylan, se acabo antes de haber empezado y ahora todos sabrán la verdad, que yo soy la amargada, yo soy la pringada.

—Escuchame, tu no eres una amargada. —me agarra por los hombros y me obliga a mirarle—. Ni una pringada, eres una chica que ha conseguido que cientos de chicas se hayan abierto a ti, contándote sus historias, sus problemas, no lo hubieran hecho si tu no las hubieses motivado dicíendoles lo especiales que son, que no están solas, que tu las escuchas, que sabes lo que se siente, que eres como ellas, solo que más fuerte porque tu has sido la que ha tenido el coraje de hablarle al mundo. Tu eres especial Em, no una pringada.

Sus palabras entran por mis oidos, llegan a mi cerebro y este trata de procesarlas. Yo no soy fuerte ni especial, soy una chica que tiene tan mala suerte que un día decidió desahogarse sobre un papel y pensó que sería buena idea enseñarle al mundo como se siente una perdedora. No creo que tantas chicas se identifiquen conmigo porque yo soy un desastre, no se donde esta la chica de la que habla Dylan, no es la que veo cuando me miro en el espejo todas las mañanas y desde luego que no es la que esta llorando y seguramente tiene un aspecto horrible en este momento.

—Me gustaría creer que estas diciendo la verdad. —le digo mientras trato de secarme las lágrimas.

—Pues créeme. —dice y me ayuda a limpiarme la cara—. Yo no miento.

—Eres un buen amigo. —le digo sinceramente.

—Lo se, ahora vamos a clase que ya vamos tarde.

Esbozo una ligera sonrisa y otra se expande por su cara. Recoje mi mochila, se la carga en su hombro y le doy las gracias.
Mientras nos dirigimos por el pasillo camino a la clase de arte pienso en la chica que ve en mi Dylan, la que veo yo y lo diferentes que son.

Me gustaría ser como la chica que el ve en mi algún día.

Narra Harry

Logan no lo sabe pero en la clase de historia le cojí la mochila sin que se enterase y rebusque en ella solo por ver si el había encontrado algo.
Menuda sorpresa me lleve cuando encuentro la hoja original del artículo, había infravalorado a mi hermano.
Leí la hoja y la examiné con atención, en la parte de abajo se puede apreciar a lápiz el nombre de la misteriosa escritora.

Emma.

No hay apellidos ni nada más pero no me cuesta imaginar quien es, para que publicasen el artículo debía de haber pasado por los alumnos que trabajan en el periódico de la escuela y la mejor amiga de Spencer Hastings, la directora, es Emma Fields.

Coincidimos en la clase de historia y Francés pero rara vez había hablado con ella. Cuando llegué a la conclusión de que era ella no pude evitar volver mi cabeza hacia el pupitre de mi derecha, el pupitre que ella ocupaba. Ella estaba mirando al frente hacia la profesora y garabateaba algo en su cuaderno.

My little secretΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα