05

612 101 15
                                    

Los ruidos en la habitación de Wooyoung podían escucharse desde cualquier rincón de la casa.

—Eres muy malo jugando.—Habló el menor acostado en su cama, mirando aburrido como San intentaba matar a los enemigos en ese estúpido juego, el cual estuvo guardado en su cajón por más de tres años. Su padre no le permitía jugar cosas donde se vea violencia explicita. Pero a San pareció no importarle las suplicas del chico para que no ponga aquel juego, incluso le subió el volumen al máximo.
—Cállate, tú no has tocado un juego de estos en tu vida, no tienes derecho a decirme si juego bien o no.

Wooyoung suspiró. Se sentía un poco estúpido. Definitivamente no entendía porque San se entretenía tanto jugando esas cosas. ¡Diversión para él era jugar cartas o irse de campamento con sus compañeros!
Sin darse cuenta, se encontró perdido mirando el rostro del chico que jugaba sentado en el suelo de madera. Miró y miró, analizando cada mínimo detalle que existía en la cara de su compañero. Notó que este tiene una gran cantidad de pecas en su cuello... Se preguntaba si en algún momento podría contarlas. Se concentró en los ojos del chico, notando que estos estaban llenos de preciosas galaxias. Contrario a todo lo que pensó cuando conoció al chico, Wooyoung lo vió idéntico a un ángel.

—Deja de mirarme. Ya sé que mueres por besarme, pero estoy ocupado ahora.

La cara de Wooyoung se puso roja a más no poder. ¿Cómo se dió cuenta de que lo estaba mirando? ¡Parecía muy concentrado en su juego!

«Estúpido Lucifer.»

—¿En qué crees, San?—Se animó a preguntar.

—¿De qué hablas?

—¿Quién es tu Dios?

San soltó una pequeña risa, pausó el juego y miró a Wooyoung, mostrando sus colmillos, aquellos colmillos que le causaban escalofríos al menor.

—Yo soy mi propio Dios, Wooyoung. No necesito creer en nada, puedo hacer todo solo.

No esperaba esa respuesta. Creía que el chico iba a decir que pertenecía a una secta satánica o algo así.

San apagó el enorme televisor de la habitación del chico y caminó hasta la cama, para luego sentarse allí. Y habló:

—¿Por qué te asusta tanto que descubran que estoy en tu casa? ¿Te avergüenza que te vean conmigo?—No lo parecía, pero a San sí le dolío un poco que Wooyoung lo niegue de esa manera.

—Si saben que estoy con un chico que no es Jongho, todos se burlarán de mí. No me dejarán en paz...

—¿Se burlarán porque te gustan los hombres?

—¡No me gustan los hombres, San! ¡Me gustan las chicas! Sí... Las chicas.

—No te preocupes, a mí también me avergüenza decir que me gustan tales seres como los hombres...—San suspiró.— ¿Te da miedo que te hagan lo mismo que le hiciste a ese pobre chico? ¿Renjun?

Wooyoung lo miró asustado. ¿Cómo sabe eso? ¿Quién le contó?

Y como si pudiera leer su mente, San respondió:
—Chaewon me lo dijo. Me contó con lujo de detalles lo crueles que fueron con él... Me contó como lo golpearon hasta dejarlo sin aire, como le tiraron baldes de agua helada... Y como lo ataron a ese árbol toda la noche.—San se acercaba cada vez más a Wooyoung, poniéndolo nervioso.— A tu Dios no le gustará saber que maltrataste a alguien, Woonie. El pobre chico está recibiendo atención psicológica por lo que le hiciste... Lo trataste como basura sólo porque ama a alguien. Lo trataste como basura porque alguien lo ama a él... No como a tí, nadie te amará si eres así, Wooyoung.—San ya estaba peligrosamente cerca. Wooyoung quería llorar por todo lo que estaba diciendo... Sabía que tenía razón.—Eres muy lindo, Wooyoung. Es una lastima que tengas una mentalidad de mierda.

Egoist || Woosan (REMAKE)Where stories live. Discover now