Epílogo pt.2

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Jeongin

—¡Sam, realmente eres tú! —él abrazó de Jeongin me sorprendió, pero decir que no lo disfruté sería mentir.

—Si, soy yo pequeño —el abrazo duró un poco más de lo esperado, y nos sentamos a charlar, hablamos toda la tarde en la cafeteria donde me lo encontré por "accidente".

Ahora era un poco más alegre, pero eso no quitaba la esencia de la cual me enamoré.

Fue divertido ponernos al día, era dan relajante escuchar su voz alegre.

—¡Me encantaría salir contigo mañana! ¡Aún hay mucho para ponernos al día! —asentí sonriendo y tomé un sorbo de mi café, de pronto sentí malestar y al levantar la vista, un chico besaba a Jeongin.

Abrí mis ojos y casi rompo la taza por la presión que ejercía en ella.

—Ya Chan —parecía avergonzado mientras tapaba su rostro—. Sam, él es Chan, mi novio. Chan, él es Sam, es un antiguo amigo —sonrió aún sonrojado y Chan me tendió la mano.

La tome, él me sonrió y yo le devolví la sonrisa, traté de que pareciera real.

—Chan, Sam me invitó a salir mañana con él, ¿Chan puede venir? —asentí al instante y el festejó.

—Mañana en mi casa, voy a invitar a alguien también —Jeongin asintió feliz y me despedí de ambos.








Acabe el veneno con papá.






































—Creo que me dejaron plantado —fingí tristeza y Jeongin alborotó mi cabello—. Ya no importa, hay que comer —sonreí mientras llevaba la cucharada de sopa a mi boca.

—Cierto Jeongin, recuerdas cuando te me declaraste? —el nombrado casi se atoró y le ofrecí un vaso de agua.

—¿De qué está hablando? —Chan Miró con el ceño fruncido a Jeongin y tomé un sorbo de mi vino.

—E-eso fue hace mucho Sam —sonrió nervioso y me miro a los ojos.

—Yo aún lo recuerdo, siempre lo recordaré —tomé un trozo de la carne y lo mastiqué, me levanté mientras limpiaba cualquier rastro de suciedad dejado por la comida y lo miré—. Fuiste la única razón por la cual no me suicide el día que maté a mi padre —ambos parecían horrorizados y cuando Chan trato de levantarse, se cayó, fracasando—. Y cuando llegué aquí, resulta, que la promesa de la infancia no tuvo importancia para ti.

De apoco los ojos de Chan se cerraron quedando completamente dormido, Jeongin estaba a punto de correr su suerte.

—Pero, aun así te amo, y siempre lo haré —dejé un beso en sus labios y lo sostuve cuando cayó dormido.

Suspiré y levanté ambos cuerpos.














































Miré por la ventana mientras apagaba el cigarrillo en mi mano, cuando escuché mi reloj sonar, anunciando el comienzo de un nuevo día.

Debo pensar en otras formas de acabar con mis enemigos.

Encendí el fósforo, y mi mente revivió la muerte de mi padre, como si la estuviera viviendo en este instante.

Deje caer el fósforo, la casa incendiando en segundos, por la ventana pude ver a Chan y Jeongin aun inertes, aun lado el hombre al quién le había arrebatado la casa.

Sin tomarle importancia, comencé a caminar hacia la casa de Jeongin, coloqué guantes en mis manos, una capucha negra que cubría mi rostro y una mascarilla del mismo color, forcé la cerradura y entré.

En la cocina la madre de Jeongin trató de correr, gritar, al parecer se había levantado a tomar algo de agua, o talvez esperaba a que su hijo regresara.

La ataque sin pensarlo, la apuñalé las veces suficientes para poder matarla, había investigado la casa antes, sé que no hay cámaras, fui hasta la recámara y comencé a desordenar todo, como si tratara de buscar algún tesoro.

Unos pequeños ladridos me desconcentraron y el recuerdo de Jeongin niño contándome que su tía le regalaría uno de los cachorros próximos a venir, me llegó.

Al voltear un pequeño animal de color blanco y negro seguía ladrando.

—Kkami... —el nombre dicho por el pequeño Jeongin salió de mis labios, saqué una jeringa de mi mochila y me acerqué al animal.

Lo tome como pude y coloqué el líquido en él, poco a poco sus intentos fueron más pausados y lentos.

—Ve con Jeongin... y pídele perdón de mi parte... —él cachorro durmió y me aseguré de guardar la jeringa.

Tomé algunas cosas de valor de la casa y escape.







































—Nos vemos en la próxima consulta Jennie, ya sabes, no más...

—No más pastillas —respondió decidida y salió contenta de mi consultorio.

Hace algunos años, había acabado con mi antiguo nombre, todos aquellos que sabían de Sam estaban muertos, y nada podría relacionarme con ese pasado.

—Señor Hwang, hago pasar al siguiente? —asentí y comencé a revisar el expediente de mi nuevo paciente.

Mi nombre ahora era Hwang Hyunjin, un nombre a quien nadie podía destruir.

Leí el nombre y vi la foto en la carpeta.

La puerta fue abierta y sonreí al ver quien era.

—Un gusto, Lee Félix.





















































Félix aparece en la vida de Hyunjin:

Yo en corto:

Yo en corto:

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