seis

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—¡Por aquí Lixie! —escuche tu dulce y grave voz llamarme.

Me acerque hacia donde estabas y te salude con un beso en la mejilla antes de instalarnos en aquel parque.

Habíamos decidido tener un "Día de Campo" la verdad la idea me parecía interesante y aún más cuando dijiste que tenías una sorpresa para mí.

—Debes cerrar los ojos Lixie.

—¿Y si me caigo?

—¿Acaso no confías en mí? —usaste un tono divertido, pero había algo, algo en tu voz que me hizo creer que mi 'duda' te había molestado.

—Confió plenamente en ti —decidí dejarme llevar y tomé tu mano para calmar un poco las cosas, lo cual pareció relajarte por completo.

Caminamos por unos minutos, no sabía a donde nos dirigíamos, pero sentir tu respiración cerca de mi nuca y una de tus manos sujetar mi cintura hacían que me olvidara de mi sorpresa.

—Ya puedes abrir los ojos —hablaste cerca de mi oído lo que me causo un escalofrío, con algo de vergüenza y timidez abrí mis ojos.

—Yo... No... No puedo creerlo... esto es... —sin poder decir palabra alguna veía atónito el escenario frente a mí.

Una pista de hielo.

Recuerdo que en una de nuestras primeras sesiones te conté sobre mi afición al patinaje, no pensé que te acordaras de un detalle tan insignificante.

Hace más de dos años que no patinaba, mis ganas de salir de aquella pobreza en la cual estaba metido me hicieron dejar muchas cosas que amaba, entre ellas el patinaje.

—Gracias, gracias, gracias —no pude dejar de agradecer mientras me lanzaba a abrazarte con lágrimas queriendo salir de mis ojos—. No debías hacerlo, estoy muy feliz, pensé que no volvería a ver una pista así en años.

Mientras trataba de calmar mis sollozos pude darme cuenta de la casi nula distancia entre nosotros, tus fuertes manos sostenían mi cintura y mis brazos estaban alrededor de tu cuello, podía sentir tu respiración, tibia y reconfortante cerca de mis labios.

—Y-Yo p-perdón —maldije mi entrecortada voz y traté de separarme, pero tus manos sostenían mi cintura, sentía mi rostro arder y la pícara sonrisa que traías no me ayudaba.

—No debes disculparte, está bien —dejaste un suave beso en mi mejilla y sentí mi rostro arder más—. Además tus pecas se ven mucho más hermosas de cerca.

Tu voz era suave y rasposa, reíste y dejaste un último beso en mi mejilla para luego soltar mi cintura.

—Vamos, enséñame esos dotes de patinaje Lixie.

Aún sonrojado tomé un par de patines y me los coloqué junto a ti, al tocar la pista de hielo muchos recuerdos llegaron a mí y sin darme cuenta empecé a patinar.

Sentía el aire en mi rostro y aquella libertad que hace mucho tiempo no sentía, me deje llevar por los recuerdos y la emoción simplemente disfrutando el momento.

—Eso fue increíble —cuando termine de bailar sobre aquella pista de baile tu voz me devolvió a la realidad.

Tus ojos tenían un brillo especial, como si hubieras visto algo magnifico, la vergüenza volvió a mí y fui hacia ti.

—Lo siento, me dejé llevar —me dedicaste una suave sonrisa y tomaste mi mano.

Me dejé llevar esta vez por ti, sin dejar de mirar tus ojos y compartiendo aquel íntimo momento contigo.















¿Creen que esto acabara bien?
*risa malvada de escritora*

~JJ se despide ;3

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