17: Qué Comience El Juego

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Habían pasado más de tres horas y seguíamos sin encontrar nada fuera de lo que ya teníamos.
Nos habíamos terminado dos veces la cafetera, estábamos cansados y solo habíamos reducido la cantidad de personas a cincuenta porque no encajaban con el perfil a medias que llevábamos, pero fuera de eso, no teníamos nada. Hasta que García llamó a Derek:
- ¿Qué nos tienes, preciosa? - contestó, cansado.
- Hice un poco más de investigación y, porque soy brillante, descubrí de donde la venden la fábrica de la fibra que enviaron. Es una tela sumamente rara en Pittsburgh, encontré que es usada para hacer uniformes y no solo eso, sino que solo se han hecho dos órdenes de uniformes en todo el estado para tres fábricas de reparaciones de autos distintas. Ya les envié las fábricas a la computadora de Cate.
Y en efecto, en ese momento me llegó una notificación del archivo que envío Penelope.
- Eres brillante, Penelope - dije al abrir el archivo y ver no solo direcciones, pero también que la lista reducía a 20 nombres a simple vista.
- ¿No les dije? - me contestó, casi pude ver su sonrisa -. Ahora me despido, veré qué más puedo hacer. Bye, bye.
Derek se me acercó para ver la lista de nombres y llamó a los demás; unos habían ido por más café, unos a tomar aire o al baño y otros a hablar con los uniformes de la estación y los agentes. Les dijimos lo que Penelope consiguió y los nombres que nos quedaban, y comenzamos a detallar más el perfil del sospechoso.
Sabíamos que no era muy viejo ni muy joven debido a la edad de sus víctimas y el tipo de personas que eran, debía parecer inocente o retraído sin parecer sospechoso. Se acercaba mucho a estas personas, pero siempre de espaldas y nunca lo veían venir, era sigiloso y parecía ser casi invisible para otras personas que pudieran estar cerca. Muy normal e irrelevante. Entre los 28 y 35 años de edad, y entre los 1.75 a 1.80 de altura, por la fuerza y el altura del golpe que recibió Willow Bruhl en la cabeza, según los forenses.
Nos quedaban tres, ninguno con antecedentes penales y muchas dudas sobre la manera de crianza de los padres, suficientes para traumarles o plantarles la semilla "mala", sin embargo no había cargos en contra de ninguno.
Es muy probable que fuera una persona con buenos estudios y una vida económica bastante cómoda, por lo menos al crecer si no ahora, por los lugares en los que había matado. No eran lugares tan pobres o catalogados como peligrosos dentro del área. Estaban situados en buenas zonas, con gente de clase alta, media-alta.
Realizamos el perfil completo y nos reunimos con todos los policías de la estación para decírselo a todos y que estuvieran atentos a personas así.
Hotch nos separó por grupos y fuimos a investigar a dos de los tres hombres que teníamos, solo nos quedó uno pendiente de encontrar información, así que pusimos a García manos a la obra.
David y yo nos fuimos juntos a visitar a nuestro sospechoso y Hotch y Spencer al otro. Prentiss se quedó analizando más a fondo la información que teníamos de los asesinatos y sospechosos, J.J. comenzó a realizar la declaración que daría a la prensa en un par de horas.

Yo iba manejando y Rossi del lado del copiloto. Estaba inquieta por la situación del sospechoso; ya había terminado su primera ronda, era cuestión de tiempo que comenzara de nuevo y me presionaba el querer atraparlo, saber quién es.
Estaba yendo demasiado lejos, otra vez, cuando Rossi me sacó de mis pensamientos.
- Te ves seria, ¿estás bien? - me preguntó, azomando la cabeza, cerciorandose de que lo viera. Me sonrió y le devolví media sonrisa.
- Sí, solo estoy un poco cansada y drenada. No dormí lo suficiente anoche, pero estoy bien - no le estaba mintiendo. No del todo.
- Morgan me dijo que te la pasaste muy bien con Reid - ¿Qué? ¿En qué momento soltó la lengua Derek? Estuvo conmigo por 4 horas completas, ¿cómo tuvo tiempo de darle el "reporte" a David?
Mantuve la compostura y no dejé entrever nada, con estos analistas, todo cuenta.
- Sí - contesté sonriendo -, siempre me la paso genial con Spencer. Es un gran amigo -. No hice énfasis en amigo, por mucho que quisiera. Se vería muy sospechoso. Rossi solo asintió lentamente.
- Mhm, "amigo". Ya veo, ya veo - dijo suavemente y mirándome fijamente. Muy fijamente. Por muchos segundos. Sin parpadear. Si no estuviéramos en un alto, nos hubiera matado. Finalmente, me sacó de quicio y lo volteé a ver también.
- ¿Qué mosca te picó? - le dije, un poco juguetona, no quería parecer gruñona, también sería sospechoso - ¿Por qué me ves así?
Rossi se quedó callado y solo se me quedó viendo con ojos casi compasivos.
- No puede ser - dije tratando de parecer sorprendida e indignada-. No me crees.
- No, no te creo nada - contestó sin pensarlo dos segundos siquiera -. Pero si quieres seguir en negación, es tu decisión.
Sonreí un poco y rodé mi ojos. Él avanzó con el coche.
Nos quedamos unos segundos en silencio cuando se puso muy serio y me dijo:
- Aunque, si quieres un consejo; no te tardes tanto, muchas cosas pueden pasar, cosas que a veces no se pueden revertir. Así que, piénsalo, pero no mucho. Hazle caso al viejo y, muchas veces, divorciado David.
Eche la cabeza hacia atrás riéndome, cuando dijo eso, me recordó a mi abuelo.
- No eres tan viejo, David. Solo eres una persona... muy experimentada - dije sonriendole y él rió-. Pero gracias por el consejo. Lo tomaré en cuenta.
A pesar de que me había reído, encontré sentido y sentimiento en las palabras de David. "Muchas cosas pueden pasar, cosas que a veces no se pueden revertir", esa frase se me quedó clavada en la cabeza y me provocó un, inexplicable, agujero en el estómago. Aunque no supiera por qué en su momento.
Me acomodé en el asiento y continuamos nuestro camino.

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