10: Hospital

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Olía a sanitizante, escuché el pitido de una máquina continuamente, a gente pasar, rápida o lentamente, picazón en un brazo y algo dentro de mi nariz. Abrí los ojos. Lo primero que vi fueron las luces blancas y brillantes, una puerta abierta, una ventana que daba al pasillo y mi bata de hospital blanca. Bata de hospital. Estoy en un hospital. Me sentí aliviada al ver que estaba en un hospital y no muerta. Cerré los ojos y solté un suspiro aliviada. 
-Hey, ya estás despierta. - era Spencer, estaba sentado en una silla con un libro en una mano. Sonreí al verlo. 
- Hola. - dije con una sonrisa. Fue lo único que pude decir antes de toser por la sequedad de mi garganta y, al toser, sentí una punzada en el abdomen y solté un quejido.
- ¿Estás bien? - me preguntó.
- Sí, sólo tengo la garganta seca. - respondí con dificultad.
- Te traeré agua.
Asentí y sonreí a modo de agradecimiento. Pero lo detuve del brazo al recordar de que no sabía nada de lo que había pasado después de que se llevarán a la víctima.
- ¿Cómo se llama? - pregunté.
Spencer frunció el ceño ante mi pregunta, confundido, debido a la falta de contexto con la que la había hecho; después de unos segundos, cuando me aproximaba a formular la pregunta mejor, relajo la mirada y me respondió.
- Carol Marshall. Ya se encuentra en casa con su familia. Le dieron hasta mañana por la mañana para testificar, para calmar los nervios. Estamos esperando a que Hotch y Rossi nos actualicen la situación con Gordon.
- ¿No ha confesado?
- Aún no. Iré por tu agua y le avisaré al doctor y a los chicos que ya despertaste.
- ¿No viniste solo tú? - pregunté extrañada. No había mencionado que nadie estuviera aquí y solo estábamos él y yo en la habitación.
- No, J.J. nos acompañó en la ambulancia y Derek nos alcanzó en la camioneta. Ahora vuelvo, no tardo. - respondió con una sonrisa y se fue.
No recordaba nada de el viaje al hospital, ni con quién iba ni cuándo llegamos. Pero no me importaba, con que siguiera viva bastaba. Mis pensamientos fueron interrumpidos por unos toques a la puerta. Volteé y vi a Derek con un osito de peluche y atrás de él estaba J.J. Ambos sonreían. J.J. corrió a abrazarme. Derke fue el primero en hablar.
- Hola, preciosa. ¿Cómo estás? - me saludó con su sonrisa encantadora, mientras me entregaba el osito con un corazón rojo, en el medio, con el nombre del hospital en letras blancas. Me dio ternura el detalle y le sonreí.
- De maravilla. Jamás he estado mejor. Gracias por el regalo. - dije agitando al pequeño oso.
- No fue nada. Es lo mínimo que puedo hacer; descubriste y arrestaste al sospechoso de tu primer caso con la UAC.
- Exacto. - respondió J.J. - Estuviste genial. Hotch está muy impresionado contigo.
- Espera - ¿había escuchado bien? -, ¿de verdad?
- Claro - dijo Spencer entrando a la habitación -, de hecho quiere hablar contigo cuando salgas de aquí. Acabo de colgar, me habló para decirme que Gordon confesó y para ver cómo estabas. Toma. - dijo y me entregó un vaso con agua.
Me llevé el vaso a los labios y antes de que me la pudiera acabar de un tirón, me detuvieron.
- No tan rápido. Sorbos pequeños. - dijo la voz fe un hombre. Tragué el agua que tenía en la boca y se presentó. - Soy el Dr. Drew. Yo te operé. ¿Cómo te sientes? - me preguntó con una sonrisa que casi hace que me alegre de estar ahí.
- Wow. - se me salió de los labios. Me puse roja y contesté lo más rápido que pude. - Quiero decir, muy bien, gracias. Estoy bien. Increíble, de hecho. - y fijó su mirada a mi ficha clínica.
Quise disimular mi estúpida reacción, pero J.J., que estaba a mi lado, se aguantaba la risa, aunque su cuerpo subía de arriba a abajo. Derek y Spencer parecían confundidos, volvían la mirada de mí, al doctor y a J.J. Derek fue el primero en entender porqué estaba como jitomate y porqué J.J. ser reía. Él sonrió y levantó una ceja, sacudiendo la cabeza. Spencer seguía confundido, Derek se dio cuenta, puso los ojos en blanco y se acercó más para explicarle, con aún con risa, provocando que me ruborizara aún más.
- De acuerdo. Todo se ve bien. No debería tener ningún problema, señorita Vásquez. - dijo el doctor Drew, salvándome de más segundos de humillación.
- Entonces, ¿ya me puedo ir? - pregunté, ansiosa de escuchar una repsuesta positiva y salir de allí. Odiaba los hospitales, sobre todo después de lo que había pasado la última vez que estuve en uno.
- Me temo que no. Debemos mantenerla aquí, por lo menos esta noche, para asegurarnos de que no ocurra nada fuera de lo normal.
Solté un suspiro y no me quedó de otra más que decirle que "estaba bien".

Ya era de noche, no me había fijado hasta ahora. Mi doctor se fue y soloo quedamos los tres. J.J. hizo que me moviera para acaostarse conmigo. Spencer se fue a la silla en la que estaba cuando desperté y Derek se sentó en el sillón que estaba del lado de la ventana, tomó el control remoto de la televisión y la encendió.
- ¿Qué hora es? - pregunté al ver que se acomodaban en lugar de irse.
- Las 8:30. - me contestó Derek, él y J.J. estaban viendo una película de aspecto medieval y Spencer leía.
- ¿No tienen que estar en algún lado?
- Probablemente. - respondió Spencer, sin despegar los ojos de su libro, hasta que les preguntó a J.J. y a Derek - ¿No les han llamado?
- No. - contestaron al mismo tiempo, sin dejar de ver la película. Parecían niños, pero al momento sonó el celular de Derek. Él vió quién era, agitó el celular al aire y contestó. Cuando colgó se paró del sillón y dijo:
- Era David. Nos quieren a Reid y a mí en la estación. Hotch quiere que te quedes con Cate, J.J. Emily ya se encargó de la prensa. Quiere que se vayan mañana a la estación directo de aquí. Te toca testificar mañana después de Carol Marshall. - dijo lo último señalándome. - Vámonos, chico bonito. - dijo a Spencer a la que lo golpeaba en la pierna con su celular.
- De acuerdo. Qué te sientas mejor. - me dijo Spencer antes de cruzar la puerta. Le agradecí y le dediqué una sonrisa.
- Nos vemos mañana, linduras. - se despidió Derek.
- Hasta mañana. - contestamos J.J. y yo, y se fueron.

J.J. y yo nos quedamos viendo la película, pero comenzabamos a dormirnos. Al cabo de una larga hora, llegó el Dr. Drew.
- ¿Cómo van, señoritas? - nos preguntó.
- Muy bien, pero tengo una pequeña queja: necesitan mejor canales de televisión en este hospital. - dijo J.J. en tono de broma, pero sabía que lo decía de verdad. Un poco de ambos. El Dr. Drew rió.
- Estamos bien, gracias. - dije con una risita.
- ¿Alguna molestia?
- No, ninguna.
- Genial. Yo ya me voy, pero quedas en las excelentes manos de las enfermeras. Vendré en la mañana, aeso de las 9, a ver cómo sigues, checarte y darte el alta si no ahí complicaciones de ningún tipo.
- Perfecto. No las habrá, así que prepare el papeleo de una vez. - respondí yo. Le agradecí y nos despedimos y se marchó.
- Gracias, en efecto, doc. - dijo J.J. en voz baja viéndole marchar y mirándome una vez lo perdió de vista. Yo me reí.
- Eso me recuerda, tienes que aprender a disimular. - me soltó dándome un golpe en la cabeza con el control de la televisión.
- ¿Yo? ¿Aprender a disimular? - pregunté, sobándome la cabeza, con tono ofendida.
- Sí, tú. Primero Spencer y ahora Dr. Wow, ¿que no te enseñé nada cuando vivíamos juntas? - me dijo graciosa y yo reí.
- De acuerdo. En primer lugar, sí sé disimular; y en segundo, no pasó - le señalé con el dedo antes de que dijera algo -, ni va a pasar, nada con Spencer. - dije a la vez que me llevaba una cucharada de gelatina de fresa a la boca. - No lo conozco. No tanto.
- ¿Me estás diciendo que no usaste tus superpoderes con él?
- No, no los usé. - contesté y me puse a pensar. De verdad no lo había observado así. J.J. les dice superpoderes desde que sabe de mi habilidad de observación. Le impresiona que sean tan efectos y que, con ello, pueda hacerme una idea de cómo es la gente que conozco. Me sirve con ver cómo se visten, cómo se expresan, su lenguaje corporal, las palabras que usan. Sin embargo, no lo había hecho com Spencer. En realidad, ahora que lo pensaba, no lo había hecho con nadie de mi equipo nuevo. No lo había pensado, pero me sentí extraña; desde lo de Londres siempre lo he hecho, pero aquí, con ellos, no.
- Ey, ¿estás bien? - me preguntó J.J., sacándome de mis pensamientos. Era buena en eso, gracias a Dios.
- Sí, solo pensaba. - respondí.
- No vayas "allí". - me diji con voz compasiva y lenta. Supe de inmediato a qué se refería.
- No estoy yendo "allí" .
- Solo digo, no todos son como él. No te harán lo que él.
- Ya te dije que no estaba yendo "allí", así que para. - dije algo enojada.
No me gustaba que hablara del tema, mucho menos de él.
- De acuerdo. ¿Tienes hambre? Pediré pizza. - dijo J.J. alcanzando su celular de su bolso, del mesita de noche a su lado.
- Sí, por favor. - dije aliviada después de escupir la gelatina al mismo envase.
La comida de hospital también era un asco. Hace unos minutos, una enfermera había llegado a la habitación entregándome una bandeja con un sándwich muy solo, aguado e insípido; con la gelatina de fresa y lo que parecía el puré de algo que no olía tan bien.
J.J. pidió dos cajas de pizzas y nos sentimos en el paraíso. Hablamos un poco del caso y hablamos de sus niños y de William un rato, ya que estábamos muy cansadas. Había sido un día bastante largo, así que nos dormimos con la televisión encendida.

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