Capítulo nueve: Siempre estaré ahí para ti.

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Sentí la mirada penetrante de Cassie, observándome con una sonrisa en su rostro mientras yo sólo tenía ojos y sonrisa para ese chico que estaba sentado en su coche sonriéndome y esperando a que estuviera a salvo en la casa de mi amiga.
Miré hacia la posición en la que estaba Cassie cuando por el rabillo del ojo pude divisar de forma distorsionada como ella alzaba su brazo para saludarle. Éste elevó sus dedos índice y corazón pegados y los sacudió hacia arriba en señal de respuesta. Enseguida borre esa estúpida sonrisa de mi rostro en cuanto dirigí mi mirada hacia el rostro de mi amiga. Ella volvió su rostro y me miro alzando sus cejas y con una sonrisa de medio lado. Cambie la expresión de mi rostro intentándola dar a entender que la suplicaba que no dijera nada al respecto. Ella asintió levemente y abrió un poco más la puerta de su casa, invitándome a entrar. Alcé mi mano en respuesta para que pasara ella primero. Después me encaminé hacia dentro y antes de cruzar del todo el arco de la puerta, volví de nuevo mi cabeza para dedicarle una última sonrisa tímida de despedida a Matt, que rápidamente fue correspondida.
— Cuéntamelo todo.— Me exigió Cassie con un tono de voz demasiado elevado al usual.
— No hay nada que contar, Cass... — Contesté mientras desabrochaba mi chaqueta.
— ¿Te ha besado?
Ladeé enseguida la cabeza y me sonroje sólo de pensar en ello.
— Mentirosa... —Susurro.
— No te estoy mintiendo, es la verdad. Lo juro.— Reí mientras elevaba mi brazo derecho como si de un juramento a la patria se tratara.
Ella suspiro, poniendo los ojos en blanco y se dirigió hacia las escaleras.
— Ahora vuelvo, voy a coger el bolso.— Acto seguido empezó a subir las escaleras hacia su habitación.

Decidimos coger el bus para ir al centro comercial, ya que el hermano de Cassie, Evan, se había llevado el coche de ella para ir a pasar la tarde con su novia. El viaje transcurrió en silencio, cosa que me pareció muy extraña tratándose de que era Cassie la que se encontraba sentada a mi lado pero no dije nada. Traté de disfrutar del pequeño silencio que nos envolvía que sólo era irrumpido por el bajito hilo musical del autobús y algún que otro aclaramiento de garganta de un hombre mayor que se encontraba un par de asientos por delante de nosotras.

Visitamos un par de tiendas, nos probamos ropa y disfrutamos de nuestros complejos frente a los espejos de los probadores. Al final, Cassie decidió comprarse un vestido de flores de manga larga que le hacía unas piernas espléndidas. Yo me probé un par de vaqueros y sudaderas pero acabe comprándome un jersey de punto gris que dejaba mi hombro izquierdo al descubierto. Cuando nos cansamos de ir de tienda en tienda, nos sentamos en un McDonald's a disfrutar de dos Smoothies de fresa y plátano.
— Bueno, ¿y qué tal con Nathan? — Traté de sacar un tema de conversación recordando el nombre del que había sido su último crush.
Ella alzó la vista de su teléfono y sonrió.
— Bien, estoy hablando con él.— No había borrado la sonrisa de su rostro en ningún momento.
— ¿Cómo? ¿Y no me cuentas nada? Luego me dices a mí... — Contesté indignada.
— Ya, bueno, es que todo sucedió muy rápido... A la salida del Instituto se me acerco y me pidió mi número. Desde entonces no hemos parado de hablar. Además, te llame y pasaste de mí... —Me recordó.
Después alargo su mano hasta mí para mostrarme una foto de él.
— ¿A que es una monada?
Nathan no era para nada el prototipo de chico con el que me imaginaba a Cassie en un futuro. Era moreno, con los ojos claros y brackets. A juzgar por la foto parecía mofletudo, lo que me indicaba que probablemente estaría un poquito rellenito. Aún así tenía un rostro adorable, con lo cuál ella tenía razón. Era una monada.
Sonreí mientras asentía y ella volvió a poner su brazo sobre su regazo mientras sonreía como nunca antes la había visto hacer y me di cuenta de que no era pasajero. Ese chico le gustaba de verdad. Me empecé a preguntar si yo también sonreía de ese modo cuando veía a Matthew.
— Ah, acabo de acordarme... — Saltó de repente Cassie, haciendo que volviera a la realidad y dejara de perderme en mis pensamientos.— ¿Recuerdas la noticia que te dije que tenía que darte?
Asentí dándole pie a que prosiguiera.
— Bueno, pues...Matt...
En cuanto la oí pronunciar su nombre, las ansias por saber lo que era aumentaron. Ella suspiró.
— No sé como decir esto...
— Venga, dilo ya.— La corte impaciente.
— Matthew... Matt y Ryan...son... hermanos.— Concluyó casi en un susurro y cabizbaja. Yo solté una carcajada, relajándome.— ¿Qué te hace tanta gracia?
— Ya lo sabía, tonta. Él me lo han contado todo... — Continué riendo.
— Uf, menos mal porque no sabía como decirte que le he dado tu número... — Suspiró aliviada. Yo abrí excesivamente los ojos.
— ¡¿Qué has hecho que?! — Elevé demasiado mi tono de voz, causando que toda la gente que estaba a nuestro alrededor se centrara en nosotras.
Cassie se puso aún más pálida de lo que ya era.
— Pen-Pen-Pensaba, yo... — Empezó a balbucear.— Él me dijo que quería contártelo. Pensaba que... bueno, que estaba haciendo lo correcto...
Resople, me cruce de brazos y me recline sobre la silla, apretando mi espalda contra el respaldo. Estaba más molesta por el hecho de que él ya tuviera mi número y aún así hubiera esperado a que yo diera el paso de llamarle que porque Cassie le hubiera dado mi número sin consultármelo antes. Aún así lo pague con ella porque no le tenía a él delante para gritarle. La gente volvió a sus hamburguesas y el silencio que se había formado alrededor de nosotras desapareció para convertirse sólo en un silencio entre nosotras.

Touch » Matthew EspinosaWhere stories live. Discover now