Cinco

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El pelinegro llegó a su departamento, estaba exhausto y hambriento. Se quitó los zapatos y dejó sus cosas sobre la mesa en medio de la sala.

— Azul, pequeña. —Murmuró Beomgyu con voz dulce, poniéndose de rodillas en frente de la caja de su pequeña gata. Era extraño que no estuviese ahí por lo que la buscó en la cocina y en el salón, incluso detrás de las cortinas, donde a veces se quedaba dormida; estaba comenzando a entrar en pánico. — Pequeña, ¿dónde estás?

Entró a su habitación, revisó debajo de la cama y por debajo de las cobijas; la puerta del baño siempre quedaba cerrada por lo que nunca lograba entrar ahí. Su corazón comenzó a acelerarse.

Azul a pesar de ser pequeña, era bastante vieja y solía tener bastantes problemas por lo que lo más simple podía volverse un problema delicado.

La puerta de su armario estaba entreabierta por lo que se dirigió ahí y encendió la luz, encontrándose a su gata hecha un ovillo en la esquina, detrás de un par de zapatos. Sus ojos se llenaron de lágrimas de inmediato y aquello le impidió ver con claridad, solo veía un punto blanco inmóvil.

Al tomarla, su pequeño cuerpo estaba tieso y frío. No estaba respirando, ¿cuánto tiempo llevaba así? A Beomgyu le temblaban las manos, estaba hiperventilando y no podía dejar de sollozar. La mantuvo cerca de él, pero estaba demasiado asustado para tocarla, sacó su teléfono y marcó el número de su mejor amigo.

— Taehyun, contesta. —Se ahogaba en sus propias lágrimas. — P-Por favor, no sé qué hacer, algo le pasó. E-Estoy asustado. —Estaba murmurando cuando la llamada ni siquiera había sido contestada. Estaba muy mal. Sus lágrimas hacían que todo se viera borroso, iban cuatro timbres y aún no contestaba, marcó el número nuevamente, respirando hondo. No sabía qué hacer ya que su cerebro no estaba pensando claramente.

Hola.

Como por acto de magia, el temblor se detuvo. Las lágrimas dejaron de nublar su vista y su respiración había vuelto a la normalidad.

¿Hola? —Volvió a decir la voz, era ella.

¿Por qué?

Hola... Beomg-

El mencionado se mantuvo en silencio, se puso de pie y con fuerza arrojó su teléfono al otro lado de la habitación. Escuchó como este probablemente se hacía pedazos y caía al suelo.

Con mucho cuidado levantó el cuerpo de su gata del suelo y la atrajo hacía su pecho, su pelaje blanco seguía medianamente suave y deseó que todo fuese una horrible pesadilla, que se levantaría y la tendría maullando sobre él, mirándolo con esos grandes ojos azules para luego quedarse dormida sobre su pecho. Que lo recibiría rasguñando sus piernas, que lo ayudaría a calmarse cuando piensa en cosas que no debería, la que impide que haga cosas peligrosas.

¿Por qué ella tenía que contestar?

Beomgyu realmente quería escuchar a su mejor amigo. Lo necesitaba para calmarse. Había perdido al único ser no humano más importante en toda su vida y ni siquiera sabía cómo, su gata lo había ayudado a pasar por tanto y simplemente le era imposible asimilar la situación.

Necesitaba a su mejor amigo para que le dijera que todo iba a estar bien, para que le despeinara el cabello. Pero en lugar de eso, estaba con ella, ¿acaso se había olvidado de él? Tal vez había hecho algo para enojarlo. No, nada de eso. Todo se había ido a la mierda en el momento que la conoció, todo era culpa de ella y Beomgyu simplemente no podía permitir aquello.

Hice lo necesario para que todo volviera a la normalidad.

#𝐊𝐈𝐋𝐋 𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔 || TaeGyu - TXTWhere stories live. Discover now