Llaman a la puerta de Hope antes de que pueda responder.

—¿Hope? —La voz de Keelin es suave, vacilante—. ¿Puedo entrar?

Hope se frota bruscamente los ojos.

—Uh, sí.

Keelin entra en la habitación, con un lenguaje corporal cuidadoso.

—Hola chicas. Siento interrumpir, pero Josie, ¿podrías darnos un minuto?

A pesar de estar frustrada con Josie en este momento, Hope siente una oleada de ansiedad ante la idea de separarse de ella. Josie debe verlo en su expresión, porque la suya se suaviza ligeramente. Aprieta el hombro de Hope.

—Está bien, estaré con Lizzie. —Se levanta y pasa junto a Keelin, cerrando la puerta tras ella.

Ahora que su tía está en la habitación, Hope se levanta del suelo, rodeándose con los brazos.

—¿Nos sentamos? —Keelin señala la cama.

Hope asiente. Una vez sentados, ninguno de los dos dice nada durante un largo minuto. Hope se mira las rodillas mientras Keelin se mueve mucho.

—No espero que estés más que molesto en este momento —dice finalmente Keelin—. Pero necesito saber si crees que puedes perder el control de tus emociones. Porque podemos ir a un lugar seguro para que liberes todo.

Hope lo piensa. Antes estaba en un estado de shock y desesperación, como si su cuerpo y su mente no estuvieran sincronizados, pero la conversación con Josie acaba de sacarla de ahí. Aparte de eso, no siente nada peligroso en su interior.

—No, está bien.

—Puedes decirme…

—Lo sé Keelin, no voy a explotar, lo prometo.

Keelin asiente con las cejas juntas.

—Si prefieres hablar con tu tía Freya, está bien —Hope frunce el ceño, insegura de haberle dado a Keelin la impresión de que no la quiere—. Pero honestamente, puede ser... brusca en ciertas situaciones cuando está estresada. Quería abordar esto con sensibilidad, porque Dios, es una situación tan horrible.

Hope aprieta los labios, tratando de mantener las lágrimas a raya.

—Sí… —Su voz tiembla—. Sí, lo es. —Se aclara la garganta—. ¿Qué necesitas saber?

Los ojos de Keelin son compasivos, pero hay una capa de determinación detrás. Hope puede decir que quiere atrapar -y castigar- a quienquiera que haya hecho esto.

—¿Qué pasó anoche?

Hope aprieta las manos en un puño, tratando de ordenar el embrollo y el fango que es su cerebro resacoso y agotado en este momento. Supone que debería empezar por la sinceridad.

—Hemos bebido mucho —Escucha la decepción en la exhalación de Keelin y hace una mueca de dolor—. En serio, mucho. Incluso yo sentí el alcohol. Fuimos al Azteca, bailamos, todo estuvo bien, y luego fuimos al bar…

—¿Quiénes?

Hope se devanó los sesos.

—Sólo yo, Maya y Josie, creo. Josie fue al baño, tardó mucho, tal vez había una cola, tal vez no pudo encontrar el camino de vuelta, no lo sé... pero fui a buscarla.

—¿Sola?

Hope agacha la cabeza.

—Sí. Maya fue a buscar a MG y a Lizzie. Y luego, no pude encontrar a nadie, por un tiempo...

—¿Saben cuánto tiempo estuvieron solas? ¿Qué hora era cuando desaparecieron?

—Era casi medianoche cuando encontré a Josie. Creo que fueron unos veinte minutos en los que no pude ver a nadie.

El Arte De PerderWhere stories live. Discover now