Capítulo 29

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(Éste capítulo sucede después de vencer a Pothos)

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Josie no tarda en darse cuenta de que el sueño no la encontrará esta noche.

Ésto no le molesta, aún no está preparada para perder de vista a Hope. La puerta está cerrada con llave (ya lo ha comprobado dos veces), pero aun así, sigue sintiéndose inquieta, como si Pothos pudiera aparecer de nuevo, con sus largos dedos alcanzando el corazón de Hope.

Dicha chica sigue durmiendo profundamente, por una vez felizmente inconsciente del desagradable mundo que la rodea. Josie no cree haberla visto nunca tan profundamente dormida. Se acerca arrastrando los pies, lanzando una mirada amenazante a la puerta y a lo que pueda haber más allá de ella, antes de arropar la barbilla de Hope con las mantas. Sus manos tiemblan cuando alisa repetidamente el pelo de Hope, la manta y luego su pelo de nuevo, hasta que se sorprende al ver gotas de lágrimas en las mejillas de Hope.

Rápidamente, Josie se echa hacia atrás y se frota los ojos con brusquedad, pero las lágrimas siguen saliendo y pronto se lleva la mano a la boca para amortiguar el llanto. Permanece así un rato, con el cuerpo sacudido por la fuerza de sus sollozos, hasta que se calma, sintiéndose un poco mejor por ello.

Se tumba junto a Hope, cerrando los ojos y repitiendo la visión del cuerpo de Pothos incendiándose cuando ella le clava el cuchillo en el corazón. Eso la relaja lo suficiente como para que su cuerpo se deslice hacia un estado de sueño no muy profundo, pero tampoco de conciencia total.

Unas horas más tarde, un revoltijo en el estómago la devuelve a la realidad y se escabulle hacia el baño, llegando al inodoro apenas a tiempo. La visión del líquido negro combinado con lo que sea que haya quedado en su estómago la deja ansiosa, pero deja de lado la preocupación. Es imposible que haya hecho un hechizo tan intenso y que no tenga repercusiones.

Hace gárgaras con el enjuague bucal de Hope y vuelve al dormitorio. El reloj marca las 7:10 de la mañana, así que intentar dormir más parece inútil. Se estremece. El mes de diciembre se cuela malvadamente por la ventana y la habitación de Hope está helada por ello. Rebusca en la cómoda de la otra chica hasta que encuentra un jersey de lana de gran tamaño que puede ponerse, cerrando accidentalmente el cajón con demasiada fuerza. Hope se revuelve y se despierta lentamente. Josie está a su lado antes de que pueda abrir los ojos.

—Buenos días —Josie susurra. Hope parpadea, centrándose en ella. Luego sonríe.

—Buenos días —Bosteza como un gato—. ¿Llevas mucho tiempo despierta?

Josie sacude la cabeza.

—¿Cómo te sientes?

Hope se estira, pareciendo probar su cuerpo.

—Adolorida. Como si hubiera usado todos los músculos de mi cuerpo. Pero el dolor no es demasiado fuerte, es más bien una sensación persistente, como un mal sueño. Así que sí, me siento bien.

Josie suspira aliviada.

—Bien… —Murmura—. Eso es bueno.

Hope levanta una mano y tira del jersey de Josie (o mejor dicho, de Hope), tirando de ella para que se tumbe a su lado.

—Más importante, ¿cómo te sientes tú?

Josie duda. No se siente bien. Apenas ha dormido y su estómago aún está preocupantemente agitado. Algo dentro de ella se siente... más pesado, también. Pero Hope está relajada por una vez y Josie quiere que siga así un rato.

—Un poco cansada, pero no tan mal.

Hope la considera, el rostro se torna un poco más serio—. Tendrás que drenar la magia en el Mora Miserium, ¿de acuerdo?

El Arte De PerderWhere stories live. Discover now