Sora's Memories [Fic's Kingdom Heart+SAO]

Capítulo 5

SORA

Kairi y yo habíamos llegado al poblado la noche anterior y decidimos quedarnos a descansar en una posada cercana. Habíamos dormido juntos aquella noche y fue una experiencia de lo más agradable. «Tan solo dormimos y nos abrazamos, no empecéis a pensar cosas obscenas, ¿eh?». Me desperté cuando la luz del sol entró por la ventana. «Un nuevo día, un nuevo amanecer». Me levanté y me estiré mientras bostezaba. Con el reloj de mi pulsera me cambié de ropa como por arte de magia y fui al baño para lavarme la cara. «Menuda hostiera llevo hoy...».

La tabernera era un NPC muy amable, aunque con una serie de comandos de respuestas muy limitado. Pedí desayuno para dos pues pensaba llevárselo a Kairi a la cama, sin embargo, no hizo falta pues poco después de que el desayuno llegara a la mesa vi a Kairi buscándome. La saludé y ella se sentó a mi lado. Se le notaba que aún estaba algo dormida pues se frotaba los ojos intentando quitarse las legañas de la cara. Apoyé la cara sobre mi mano derecha y me dejé caer en la mesa, sencillamente disfrutando de aquel maravilloso momento. Kairi bebió un poco de su café y abrió los ojos algo más despierta. Ella sonrió y me dio un ligero beso en la mejilla. Era una forma de decirme que empezara a comer de una maldita vez y yo capté el mensaje alto y claro. Pinché un trozo de mi tortilla y me lo comí degustando su sabor. «Comida virtual, es hasta más sabrosa que los malditos polvos eso nutricionales que debía comer en el mundo real».

—Hace un día muy bonito, quizás podríamos conocer la ciudad antes de ir directamente a cumplir la misión —comentó Kairi.

Entonces la miré a los ojos. «Quizás debería conocerla un poco más».

—Oye Kairi —intervine y ella me miró como respuesta—. Me gustaría que nos conociéramos un poco más.

Ella me miró algo triste, sin embargo, luego asintió conforme. «A lo mejor no debería preguntar por su pasado, sé lo doloroso que puede resultar eso para algunas personas...».

—¿Qué quiere saber? —me animó Kairi.

—Bueno, no sé... Lo normal, la música que gusta, por ejemplo.

—Me gusta el pop de hace un par de siglos y lo electrónico.

—Qué casualidad, es justo el tipo de música que hago yo —se me escapó.

—Así que músico, bueno eso explica por qué ese pelo tan llamativo.

Yo puse los ojos en blanco y ella se rió. «Me gusta mucho esta chica». Ambos nos miramos, hacía tiempo que no se creaba esa tensión. «Tengo la sensación de que ella ya sabe el por qué me he quedado encerrado en este mundo... Aun así... ¿Debería decirlo? ¿Acaso importa?».

—Kairi...Yo tengo...

—ELA —me cortó ella.

—No era demasiado complicado de deducir supongo —dije encogiéndome de hombros.

—Yo tengo anomalía de Ebstein. Es una especie de malformación del corazón. La verdad es que llevaba sin poder dormir bien casi cuatro años...Estaba siempre en vela, pensando... ¿Y si esta noche el corazón se me para? ¿Y si resulta que mañana ya no me despierto?

Kairi negó con la cabeza y yo la abracé entre mis brazos. Aquel maldito mundo nos había destrozado por dentro. Toda nuestra vida habíamos sido invisibles, habíamos estado saltando de hospital en hospital, acudiendo a médicos de todo tipo, probando miles de fármacos, luchando contra nuestro propio cuerpo y muchas veces hasta contra nuestra propia mente. Aún recuerdo aquellas notas tocando en mi piano. «Es curioso lo fácil que resulta a veces olvidar el dolor del pasado, sobre todo cuando quieres borrarlo para siempre».