La dignidad del lobo

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"Algo viejo. Algo nuevo.

Algo prestado. Algo azul."

Capítulo 1:

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"Tock, tock" "Tock, tock"

—Levi, ya es hora.

El llamado vio su reflejo en el largo espejo frente a él, y con gesto calmo se pasó una mano por el cabello, asegurando hacia atrás los mechones que le caían sueltos por la frente.

Encontró su mirada en el reflejo y pudo ver todas las emociones que se esforzaba por contener arremolinadas en su pupila. Lo ignoró, se aseguró la corbata una última vez y abrió la puerta.

Sobre él cayó la mirada de su madre, su gesto ansioso y una culpa silenciosa crispando sus femeninas facciones.

—Ya estoy listo —dijo.

Era el día de su boda.

Pasaron por el pasillo que conectaba con la iglesia y antes de entrar extendió el brazo a su madre, con un gesto sereno y equilibrado; emprendió camino al altar.

No había felicidad o nervios en su expresión, se mostraba tranquilo y altivo al andar. En cambio, su madre parecía a punto de echarse a llorar, y no precisamente de emoción.

Los invitados les veían atentamente, solo ojos filosos de inversionistas o colaboradores que en otro tiempo conoció por su tío. Estaban al acecho, muchos de ellos ya se hacían la idea de lo que esa boda suponía para los negocios y parecían observarlo con creciente interés.

Levi sabía tan bien como ellos que ese día lo cambiaría todo en su vida, pero se rehusaba a dejarse ganar por el pánico o el miedo al cambio, que a momentos le atacaba ferozmente.

Terminó llegando al altar antes de darse cuenta.

Todo iba demasiado rápido. Era un día que parecía tener piernas para correr. Desde que despertó todos se movieron como si en el mundo no hubiera nada más importante que verlo casado. Que la boda se efectuará sin ningún inconveniente.

Encerrado en su mente, un tanto malhumorado y gruñón, Levi no podía dejar de pensar en todo lo que estaba dejando atrás, en como siempre tenía que renunciar a lo que deseaba por ayudar a su familia, en esas cadenas invisibles que no le permitían huir lejos de ahí, esa lealtad instintiva que lo ataba y lo retenía, esa lealtad por la que ya había dejado muchas cosas, y ahora exigía más.

Si solo fuera un poco más egoísta e inconsciente de su lugar, saldría corriendo de ahí. Se alejaría lo suficiente para que el mirar atrás, no fuera capaz de ver todo lo que había abandonado.

Todo su ser se rebelaba contra la sumisión, contra el sacrificio que estaba por hacer, a su lobo interior únicamente le interesaba él mismo, su propia supervivencia y deseos, y veía muy mal lo que estaba a punto de hacer, lo sentía como una derrota. Sumisión.

No entendía que toda su familia confiaba ciegamente en él. No sabía que esa sumisión era la única salvación para ellos. Que era una deuda de vida.

Su tío les había sacado de la calle a su madre y a él hacía ya más de una década, pero Levi recordaba bien lo que era no tener comida, vivir en una casa de mierda con su madre viéndose obligada a vender su cuerpo. Ellos no podían regresar a eso, tenía que hacer algo y lo que necesitaba para lograrlo era dinero, no obstante este no crecía precisamente en los árboles.

Tenía que casarse.

Y lo hará. Se casara con ese omega desconocido, se casara y hará todo lo que tenga que hacer para que su familia no caiga en bancarrota. Al diablo sus sueños, al diablo su amor y sus deseos de libertad. Nada de eso tenia porque importar.

El perfume de las mariposasحيث تعيش القصص. اكتشف الآن