Capítulo 13

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Al día siguiente, Aioria se levantó temprano esta vez, sin necesidad de la medida extrema que Saga adoptó el día anterior. Tenía mucha energía por lo que salió a correr por las calles, no sin antes dejarles un delicioso desayuno a Aioros y Saga. Ellos aun dormían plácidamente.

Al regresar, ya eran las 10 de la mañana por lo que nuevamente trató de hablar con Marín por teléfono, pero después de 3 intentos fallidos, ella aún no respondía sus llamadas. Aioria empezó a preocuparse y preguntarse una cantidad de cosas porque esto, definitivamente no era normal. ¿Qué estaba pasando con ella? ¿Por qué lo evitaba? ¿De verdad estará bien? Aioros entró a la habitación sacándolo de sus pensamientos. – Hermano, ¿Qué ocurre? Te ves muy nervioso.

Aioria: Es Marín, desde ayer no contesta mis llamadas y ya me estoy preocupando.

Aioros: Tranquilo, si quieres intenta llamarla desde mi teléfono. – Le pasó su teléfono para que el menor tratara de contactarla, pero el resultado fue igual.

Ambos se miraron con angustia, pero en ese momento, entró un mensaje desde el teléfono de Marín al teléfono de Aioria: Te llamo en la tarde, estoy ocupada.

Aunque era una respuesta de ella, seguía siendo muy extraño que no respondiera las llamadas de Aioria. Sin embargo, Aioros trato de tranquilizarlo llevándolo de compras, por lo que esa tarde estuvieron los dos de un lado a otro; Saga no pudo acompañarlos ya que debía cumplir algunas labores en el puerto.

Aioria parecía un niño en una juguetería, quería llevar muchas cosas que se veían tan llamativas y preciosas por lo que compró recuerdos para llevar a sus amigos y a su novia:

Para Shura, una botella de vino de la mejor calidad que tenía un sabor dulce ya que eran los favoritos de él, unas golosinas, un abrigo largo muy elegante de lana color gris y una cadena de plata.

Para Shaka, una hermosa alfombra con estampado de colores rojizos; él era un budista que se la pasaba meditando por lo que la alfombra que tenía ya estaba desgastada, también le compró golosinas, una estatuilla de Buda bañada en oro y una botella de Brandy cremoso con toques de vainilla.

A Milo le compró tres botellas de diferentes licores que le encantaban, un reloj de plata y golosinas.

A Shaina le compró dos bellos vestidos, uno blanco y otro negro, ambos con estampados de flores, unas golosinas y una pulsera de plata.

A Marín le compró cuatro vestidos de diferentes colores y estampados, una cadena de oro, una pulsera de piedras preciosas y los chocolates que tanto amaba. No podía esperar para entregar dichos regalos.

Mientras terminaba la tarde y se dirigían a casa, Aioria recibió un nuevo mensaje desde el teléfono de Marín que hizo que se pusiera blanco como un papel y dejara caer las bolsas de compras que tenía en su mano. Aioros lo volteó a ver angustiado por lo que tomó a su hermano del rostro y le hablaba para que reaccionara.

Aioria salió de su trance y volvió a releer el mensaje que le enviaron para saber si fue que leyó mal o algo así. Su hermano se puso a su lado para leerlo también, pero no comprendía qué tenia de raro dicho mensaje.

"Sé que he estado ausente y no te he hablado mucho, pero aun así te extraño mucho, mi leoncito. Vuelve pronto"

Aioria no quitaba esa expresión de susto en su rostro y lo único que pudo articular fue: - No es Marín...

Aioros: ¿Qué quieres decir? ¿Cómo que no es ella? – Dijo confundido.

Aioria con dificultad respondió: Ella jamás me ha llamado así, nunca ha usado ese sobrenombre conmigo...

Ambos se miraron con los ojos muy abiertos sin saber qué hacer, la incertidumbre les brotaba hasta por los poros. El primero en reaccionar fue Aioria, recogió las bolsas del suelo y se fue caminando rápido a la casa mientras Aioros trataba de alcanzarlo. -Espera hermano, ¿qué es lo que piensas hacer?

Aioria: Perdóname, sé que prometí pasar esta semana contigo, pero debo regresar a Atenas, algo no está bien. Necesito verla. – Dijo agitado después de detenerse y mirar con vergüenza a su hermano.

Aioros: No tienes que disculparte, entiendo tu preocupación y también se me hace todo muy sospechoso, así que iré contigo.

Aioria: No digas estupideces, no te pediría algo así... Además, tienes que atender tu restaurante, solo lleva abierto tres días así que no puedes irte así.

Aioros: Aclaremos algo, tú no me lo estas pidiendo, lo hago por mi propia voluntad. Por el restaurante no te preocupes, mis empleados están capacitados para ello y tengo dos supervisores de confianza, y Saga también puede ayudar en eso. Y, por último, Marín es más que mi cuñada, es una persona que aprecio mucho y también me preocupo por ella. Así que no se diga más, tomamos el próximo vuelo. – Dijo con propiedad, mientras compraba el vuelo más cercano desde su teléfono.

Aioria: Gracias, hermano, nunca podré pagarte todo lo que haces por mí. – Unas pequeñas lagrimas salieron de sus ojos, tanto por la angustia como por la nostalgia.

Aioros: Somos hermanos, en las buenas y en las malas. No lo olvides. – Pasó su brazo por su cuello para abrazarlo.

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¿Cómo estas, querido lector? Sé que estuvo algo largo el capitulo así que me disculpo por ello. Espero que te esté gustando la historia, no más espera que lo mejor (o peor) esta por empezar, veremos si la paranoia de Aioria es real o si solo es su imaginación.


If I can't have you (Saint Seiya - AU)Kde žijí příběhy. Začni objevovat